Por Javier de León.
Estamos a horas del debut de la selección uruguaya en las Clasificatorias para el Mundial 2026.
A horas del inicio de la era Bielsa. A horas del comienzo de un proceso que implica la renovación más importante en la celeste desde la Copa América 2007 a nuestros días.
A horas de la era post- Luis Suárez, el goleador histórico con 68 conquistas.
No es un día más. Es Uruguay- Chile, pero, además, es todo el resto.
LA HORA DE LA CANCHA
La única verdad estará en la cancha, a partir de las ocho de la noche en el Centenario. Se acabará la cháchara y hablará la pelota.
Debemos situarnos en el tiempo histórico que nos toca vivir. Uruguay, después de tres Mundiales con gloria (1930-1950-1954), deambuló, salvo el cuarto puesto en México 70, y directamente penó entre 1974 y el 2010.
Fue el post-cracks del inicio del siglo, que nos dieron cuatro Campeonatos del Mundo. Y lo que vino después, fue complejo. Porque siempre es así: después de la gloria, toca sufrir.
Conscientemente recuerdo desde Alemania 1974 a nuestros días. Hasta Sudáfrica 2010, sólo había visto una victoria de la celeste en los Mundiales. Sólo una, con el gol de Fonseca a los coreanos en Italia 90. Casi no hacíamos goles, al punto que uno los recita de memoria. Pavoni en el 74, Alzamendi y Enzo en el 86, Fonseca y Bengoechea en el 90, y los tres contra Senegal en el 2002.
Hasta que llegó Sudáfrica 2010. Uruguay volvió a ganar y besar la red con frecuencia. No sólo semifinalistas en un Mundial. También cuartos de final y octavos. En los tres Mundiales, 2010-2014-2018, Uruguay volvió a ser protagonista. Y nos acostumbramos a estar arriba, después de décadas de sombras. Nos acostumbramos a lo bueno. Luego llegó Qatar. Un Mundial de transición, con los cracks entonando la retirada.
Ahora decididamente ya no están, entre retiros voluntarios y otros retiros, aunque no quiera admitirlo, del entrenador. Porque si Bielsa es el DT de la selección, y Bielsa decide no llamar a Luis Suárez, entonces Bielsa en los hechos es el que está retirando a Luis Suárez de la selección. No hay dos lecturas.
Estamos en la era post-cracks. Con Bielsa o con otro entrenador, con un uruguayo o con un extranjero, será complicado. Así lo marca la historia, acá en Uruguay, o en la Luna. Asumámoslo.
Con un agregado. Una pésima comunicación del entrenador, sin la sinceridad debida, hablando poco y cuándo habla, no dice lo que luego ocurre, ha generado que el Duelo de la salida de los cracks no se haya procesado bien. Una mochila extra con la que deberá cargar esta selección uruguaya.
Esta historia se podría haber escrito de otra manera, pero se precisaba de una dosis máxima de inteligencia de los dos hombres claves: Marcelo Bielsa y Luis Suárez. Pero la personalidad de ambos, que linda con la terquedad, lo hizo imposible.
DARWIN, CONTRA LA MEMORIA AGIGANTADA
El plan de Bielsa es fácilmente identificable. El 9 será Darwin Nuñez, y el entrenador no quiere colocarle una sombra atrás. Porque también está claro que Luis Suárez en el banco sería un peso extra quizás insostenible.
Luis, por personalidad, por empuje, por forma de ser, tiene un magnetismo único, para lo bueno y para lo malo. Absorbe todas las presiones, pero también limita a sus compañeros, que no sentirían toda la libertad necesaria en el inicio de un ciclo apuntando al Mundial 2026.
Es el momento para que Darwin asuma protagonismo. Está ante una gran oportunidad, pero también una gran responsabilidad. Lleva sólo 16 partidos con la celeste y tres goles. Tiene que empezar a escribir su propia historia. Es inevitable, y hasta injusto, que deberá lidiar y competir con el recuerdo permanente de Suárez. Y siempre ocurre que la memoria agiganta los recuerdos, los sobredimensiona, y convertirá a Luis en un goleador aún mejor de lo que fue con la selección. Y contra esa imagen todopoderosa, deberá lidiar Darwin. No será tarea sencilla.
PACIENCIA, MUCHA PACIENCIA
Los de afuera son de palo, y están los que están. Y juegan los que están.
La decisión de la Asociación Uruguaya de Fútbol fue contratar a Marcelo Bielsa como entrenador. Desde aquí hasta el 2026. Esa es la realidad.
Es casi virtualmente imposible ver en su plenitud el ADN Bielsa en los primeros partidos. Será necesario paciencia, mucha paciencia.
Porque, a nadie escapa que más allá de la impronta del DT, en la cancha definen los jugadores. Y este Uruguay, en las áreas, tiene menos que hace pocos años atrás. Y el fútbol se define en las áreas.
Somos lo que somos, tenemos lo que tenemos. Empiezan las Eliminatorias. Intentemos disfrutar a Uruguay. Al fin y al cabo, es sólo un juego.