Por Javier de León.
Pocas veces un pronóstico resulta tan fielmente reflejado en la cancha como el domingo pasado. Nacional llegó como favorito al clásico del Clausura, y el trámite dejó patentizado el análisis previo. Dominó ampliamente y ganó con justicia 3-1.
Así, los tricolores se encaminan a la obtención de la Tabla Anual, y sepultaron a su rival, el de todas las horas, que observa como una quimera el repetir el título del Uruguayo obtenido en el 2021.
Nacional no es aún Campeón Uruguayo, primero porque matemáticamente faltan 9 fechas aún. Y segundo, y fundamental, porque el Clausura está entreverado, no ganó el Apertura, y por el sistema de definición del torneo deberá jugar finales. Y como esto es un juego, todo puede pasar. Por más que hoy es el más claro aspirante al título.
El domingo los tricolores dominaron con holgura. El primer tiempo fue un acoso sistemático sobre el arco de Kevin Dawson. El arco aurinegro recién se abrió sobre el filo de los 45 minutos, con testazo, tan fuerte como preciso, del fraybentino Mathias Laborda.
LUIS SUAREZ, UN ELEGIDO
A los 7 del segundo tiempo, pasó lo que tenía que pasar. Luis Suárez es un elegido. Jugó su mejor partido desde que llegó a Uruguay. Y con zurdazo implacable, de 25 metros, la colgó de un ángulo.
Suárez es el protagonista perfecto para aquella película en el que el guion está escrito de antemano.
Llegó al Parque Central con la expectativa de 30 mil hinchas de Nacional que querían que se vistiese de héroe. Y con Suárez no hay sorpresas: cuándo tiene que ponerse la capa del superhéroe, no falta a la cita. Un golazo por dónde se lo mire. Para la anécdota quedará la polémica de por qué lo marcaron tan mal en la jugada. Simplemente anecdótico. Después Kevin Mendez descontó, y Cándido cerró la tarde con el 3-1. Inapelable victoria tricolor.
OJALA NO FUERAN NUNCA MAS
No podían faltar los que tampoco nunca faltan, pero para mal.
Peñarol dispuso de 2.200 entradas en la cabecera Héctor Scarone. Se armó un dispositivo casi de guerra para llevarlos hasta el Parque Central. Y luego dentro, rompieron baños, hicieron fuego, exhibieron una bandera con alusiones a la muerte, armaron la infame gallina. Y desde la otra cabecera, la Abdon Porte, la de Nacional, algunas decenas corrieron 100 metros, atravesaron la tribuna Atilio García, simplemente para devolver pedradas. Todo un disparate.
A juicio del Ministerio del Interior fue un operativo exitoso.
Jamás podrá catalogarse de exitoso un operativo casi de guerra para que 2.200 hinchas visitantes, de los que menos queremos ver en un Estadio, se hagan presentes.
Sin generalizar, la mayoría lindan con la delincuencia. Y los que amamos el fútbol, los queremos bien lejos de una cancha.
Porque además, como esos son los 2.200 que van a la tribuna visitante, hay miles y miles, de los buenos hinchas de fútbol, que optan por quedarse en su casa. Y eso es lo que no puede ser.
Antes y ahora, en gobierno del Frente Amplio y ahora del Partido Nacional, la Policía debe asumir su rol.
Ser efectiva antes, durante y después de los partidos.
Ser efectiva afuera y adentro de los Estadios.
Ser efectiva para asegurar que los miles de sanos hinchas del fútbol puedan concurrir, en lugar de los indeseables para los cuáles se les arma un operativo insólito, que parece más un premio que el castigo que deberían recibir por su comportamiento incalificable.