Fanático del ciclismo, se animó a emprender ya siendo adulto. Lo vivió como una oportunidad de crecer, de mejorar y darles un futuro a sus hijos. Hoy, después de 12 años cree que fue la mejor decisión. Alfredo asegura que es muy importante trabajar, pero que todos tenemos derecho a vivir y disfrutar todos los días de las cosas que nos gustan y nos hacen bien.
En búsqueda de historias y personajes que tiene Fray Bentos, El Rionegrense conversó con Alfredo Ottonelli, titular de Otto Lavados, “Yo tenía un trabajo seguro, tengo 30 años de experiencia en estaciones de servicios, trabaje con Rostán y Bordoli. Y llegado el momento y pasados tantos años uno piensa si no es momento de tener algo propio y progresar”, afirmó.
Asegura que tomar la decisión en un principio le dio “mucho miedo” y aunque tenía la idea eso le generaba inseguridad y dilataba la decisión. Pero después de 12 años y viendo cuantas personas que lo han acompañado durante tantos años cree “que fue la mejor decisión” y agregó “más sabiendo que tenía dos hijos que ayudar. Todo esto fue pensando en ellos también y a la prueba está que ellos trabajaron conmigo desde el primer momento”. Así fue que lo que era una oportunidad de mejorar para Alfredo se convirtió en un emprendimiento familiar.
Alfredo no le tiene miedo al trabajo, su jornada laboral comienza a las 6 de la mañana hasta las 16 horas “tenemos que estar disponible para los clientes, hay muchos que trabajan de mañana temprano y por eso comenzamos a esa hora tanto en invierno como en verano”.
Pasar de empleado a empleador fue un cambio pero afirma que fue bueno, sobre todo cuando se ve que “el emprendimiento empieza a funcionar y ahí uno le dedica más ganas”.
En Otto Lavado atienden aproximadamente unos 14 autos por día, ya sea lavado, encerado, lavado de tapizado, cambio de filtro o aceite. Lo que comenzó siendo un lavadero fue poco a poco incorporando servicios de acuerdo a las necesidades y requerimientos de los clientes. Asegura que si quisieran pueden hacer más autos, pero entiende que es importante trabajar pero también “disfrutar de la vida y del día a día. Uno necesita descansar, tener su tiempo, no es solo trabajar y trabajar”.
La pandemia complicó el trabajo los primeros dos meses (marzo, abril) pero afirma que cuando comenzó nuevamente el movimiento “el trabajo levantó y volvimos a la normalidad”. “Trabajamos para particulares y empresas. Tenemos todo lo que necesitan, tenemos boleta, aportamos a DGI y BPS”, afirmó.
La pasión de Alfredo es el ciclismo, actualmente realiza 50 kilómetros por día, tiene varios circuitos que alterna, a veces el circuito del Hipódromo- Las Cañas, a veces por ruta, aunque asegura que con los camiones muchas veces se convierte “en un peligro”. “El ciclismo toda la vida fue mi pasión, desde los 14 años. Llegue a competir en el club River, en el Fénix, el Joselin de Mercedes, no fue muy larga la carrera pero siempre he seguido pedaleando porque es mi pasión”, contó.
Su pasión por el ciclismo lo llevó a cumplir su sueño, disfrutar una etapa del Giro de Italia. “Así que en 2019 me fui con la intención de cumplir ese sueño, y lo logré. Tenía amigos allá que me acompañaron, que también les gustaba la bicicleta, así que fue sueño cumplido”. Si bien tenía pensado volver a viajar este año, la pandemia no se lo permitió pero ese viaje quedó pendiente para realizarlo “cuando todo esto termine”.