COLUMNA DE OPINIÓN – Por JAVIER DE LEÓN
¡¡Al fin!!! ¡¡Uruguay campeón del Mundo!!. ¡¡Al fin!! En juveniles, es cierto, son Sub 20, pero vale y cuánto!!
El título, si hay que marcarlo en síntesis, es el fruto de la convicción.
Del presidente de la AUF, Ignacio Alonso, y del resto del Ejecutivo, que cuándo los resultados no acompañaban al principio, con un goleada adversa 7-0 ante Brasil, se confío en este cuerpo técnico.
Del entrenador, Marcelo Broli, que siempre apostó a su idea. Que vio en Boselli y Facundo González ¡¡una pareja de centrales de aquellos!! , y al llegar Alan Maturro para el Mundial, igualmente mantuvo el esquema del Sudamericano de enero, y colocó al recién llegado como lateral izquierdo.
Y en la final, en el partido más importante de su vida, se decidió por tres puntas, al regresar Luciano Rodríguez. Mantuvo a Juan Cruz y Anderson Duarte como titulares, y volvió al 4-3-3.
Algunos argumentos, con la base que Italia tenía buen juego central, lo llevaban por el camino de mantener a los tres medios de partidos anteriores, Fabricio Diaz, Sosa y García. Pero su esencia, lo que nacía de sus tripas y su convicción, le hablaba de los tres puntos. Y no se traicionó a sí mismo, poniendo en cancha lo que sentía debía colocar en una final del Mundo.
Y los jugadores, claro está, que no dejaron por derramar ni una gota de sudor. Este equipo emociona, escribimos, y así es. Con las viejas armas del fútbol uruguayo, un golero estupendo, una zaga fuerte y aguerrida, todos con alma, pero además, con un afán de protagonismo que llevó a maniatar a Italia durante los 90 minutos.
Uruguay es campeón. Somos campeones. Usted, yo, siéntase campeón porque nos merecíamos festejar un Campeonato del Mundo.
La vida no siempre es justa. Esta vez lo fue. Uruguay obtuvo lo que merecía: ¡¡¡CAMPEONES!!!