Las autoridades le advierten que «tapando al animal por las noches” puede evitar futuras molestias.
Vicente Castellucci, vive en Coronel Pringles, Buenos Aires y recibió una multa de 40.000 pesos argentinos (unos 19.200 uruguayos) debido al canto de su gallo.
«El vecino vino un día y me dijo, que le molestaba el gallo, le dije que lo conservaba porque no tenía despertador, lo tomé a broma, no me parecía algo serio. Soy un tipo bueno, no molesto a nadie, le prendo la luz de la cocina cuando llego y el gallo canta a las 5 de la mañana, pero lo hace solo un ratito», explicó Vicente a El Orden.
El Municipio le notificó que debe abonar la multa por no haber cumplido con las advertencias anteriores. Sin embargo, puede beneficiarse con un descuento de 50% si paga a corto plazo y sin esperar a intimaciones.
«Cuando me llegó la multa, me maté de risa, vinieron entre 8 y 9 veces por el tema del gallo. Hasta que un día me encontré con la denuncia, un papel en el que me multaban, y nadie me quería creer, la gente no me creía, me trataba de mentiroso», expresó Castelucci.
Esta denuncia podría tratarse de un eslabón más en una cadena de conflictos que viene desde hace tiempo entre esta persona y un vecino. En el escrito, se lo intima a evitar molestias, «tapando al animal por las noches y dejándolo en una habitación oscura».
«Primero me pusieron un papel con letra manuscrita pidiéndome que le tapara al gallo la cabeza para que no cante, una cosa de locos, no puedo hacerle eso a un gallo. La multa no la voy a pagar, tendría que hacer un descargo, pero no la voy a pagar», afirmó el hombre.
«Dado que su vecino cumple con el acuerdo de cortar las ramas que estaban en su propiedad, se le notifica que deberá cumplir con su parte para evitar futuros inconvenientes. Es por eso que se solicita que evite molestias con el gallo, tapándolo por la noche o dejándolo en una habitación oscura», enuncia la notificación.
«El gallo canta a la mañana, y tiene un canto hermoso, déjenlo tranquilo, junto todos los días 4 o 5 huevos, tengo para comer eso y al gallo no lo voy a matar, lo pague $ 4.000, es un gallo de plantel. Además, me corre por el patio y me hace matar de risa», contó.
«El gallo canta un ratito, cuando apago la luz de la cocina no canta más», concluyó.
Este caso peculiar, recuerda a otro muy similar que ocurrió hace años atrás en Francia, y que generó una auténtica batalla judicial.
Fuente: Montevideo Portal.