Por Esc. Pablo Delgrosso Abrinis
Lentamente, y quizás algo antes de lo que en algún momento podíamos prever, y mas aún a la luz de la situación que viven nuestros países vecinos y la región, el país y los uruguayos hemos ido retomando la normalidad, o la nueva normalidad, en nuestras vidas, conscientes que no podemos bajar la guardia en los cuidados y prevenciones sanitarias, ya que el peligro del covid-19 sigue latente y la batalla no está ganada ni muchos menos, y seguirá hasta tanto se logre la vacuna que permita inmunizarnos.
Sin embargo, los efectos y consecuencias, en el ámbito social, laboral y económico, han pegado muy fuerte en nuestra sociedad e implicarán un buen tiempo por delante para ir mitigando sus efectos, a fin de volver a la situación pre-covid y a partir de allí comenzar a crecer, que es la expectativa que todos tenemos.
El gobierno nacional, con Luis Lacalle Pou a la cabeza, ha demostrado estar a la altura que la responsabilidad de conducir el país implica. Casi sin haber podido instalarse en el gobierno ha debido afrontar una crisis sanitaria mundial sin precedentes, que obligó a postergar todos los proyectos y recalcular todo lo planificado a la hora de asumir.
La seriedad, responsabilidad, transparencia y firmeza en las decisiones con que el gobierno ha actuado, el compromiso y dedicación de todo el equipo de gobierno, la cercanía que el propio Presidente de la República así como cada uno de los Ministros y autoridades de gobierno tienen con la gente – recorriendo, visitando y estando donde la situación lo demanda a lo largo y ancho del país -, la conformación de un equipo técnico asesor como insumo previo para la toma de decisiones, han hecho posible los resultados que hasta hoy tenemos, y han generado confianza en la población.
En definitiva una nueva relación entre gobierno y ciudadanos a partir de una renovación de los liderazgos y con éstos de la forma de gobernar y relacionarse con la gente.
Esa misma relación de confianza, a partir del cambio y la renovación a nivel departamental y un nuevo liderazgo, es la que aspiramos construir en Río Negro. Las crisis representan también una oportunidad, en este caso deber ser la oportunidad para que generemos en Río Negro – a partir de un gobierno departamental moderno, pro-activo, eficaz y eficiente, pero por sobre todo sensible a la problemática social e inteligente a la hora de aprovechar las potencialidades con que cuenta nuestro departamento -, las condiciones para la inversión privada, que traiga trabajo y con ello crecimiento económico sostenido y sustentable, para transformarlo en desarrollo social.
Para eso la convicción primera de que las mejores políticas públicas son las que se generar desde lo local, nadie conoce mejor el departamento, sus necesidades y sueños, que su propia gente; partiendo de esa base no hay entonces tema alguno del departamento que al Intendente y al Gobierno Departamental le puedan resultar ajenos, en todos ellos debe involucrarse y ser parte de la solución.
No hay pues, a nuestro entender, un ABC en las competencias del gobierno departamental, sino un abecedario completo a abordar. Junto con aquellos temas que podemos considerar inherentes al mismo – mantenimiento de calles y caminos, iluminación, espacios públicos, limpieza y recolección de residuos y tránsito -, debe haber un fuerte compromiso e involucramiento en aquéllos temas que hacen a la vida del ciudadano y que son esenciales para su desarrollo individual y colectivo como lo son el trabajo, la vivienda, la salud, la educación, la cultura y el esparcimiento.
Con ese enfoque, a partir de la necesaria renovación y de una nueva forma de liderazgo, y sobre la base de la austeridad, integralidad, descentralización y complementariedad como principios rectores de nuestra gestión, a la vez que en el rol articulador con los demás niveles de gobierno y con las instituciones sociales, éstas últimas como puntales y socios naturales del gobierno departamental en la ejecución de las políticas sociales, es que aspiramos generar ese vínculo de confianza recíproca entre gobierno y ciudadanos, para desde allí desarrollarnos y crecer.-
Por eso lo del principio, renovación para crecer.