Por Javier de León.
El sábado 18 de noviembre Peñarol estará de elecciones, que elegirá un nuevo Consejo Directivo por los próximos tres años.
Circunstancias especiales para la elección. Juan Pedro Damiani anunció en las últimas horas que no se presentará como candidato. En las encuestas a 60 días del acto, tiene mayoría relativa, que le permitiría ganar eventualmente, pero nunca con mayoría dentro del Consejo. Sería presidente, pero con cuatro cargos, cinco a lo sumo, con lo cual se obligaría a hacer alianzas a la hora de gobernar.
Juan Pedro recordó aquella vieja frase de Cataldi, “Contra el Banco de la Vanidad no se pueden emitir Cheques”, y decidió dar un paso al costado.
Ahora, está claro que el presidente Ignacio Ruglio irá por la reelección, aunque no lo ha anunciado formalmente. Pero es un hecho. No tendrá para exhibir resultados deportivos, porque con este Uruguayo a medio jugar, su saldo será un Campeonato local ganado y dos perdidos durante su mandato.
Podrá mostrar números óptimos en las finanzas aurinegras, pero al 30 noviembre 2022. Este año 2023, sin Copa Libertadores, sin transferencias y con aumento de gasto, es una caja de pandora lo que puede arrojar el informe de Tesoreria. Y seguramente con números rojos y gruesos.
La oposición se está armando, pero nada asegura que actúe inteligentemente.
En cualquier equipo y en cualquier circunstancia, ganarle al oficialismo no es fácil. Requiere una dosis de estrategia suprema.
Por lo pronto, dividir fuerzas en la oposición ante un oficialismo que siempre tiene un piso de votos, y en un esquema sin ballotage, dónde gana el que suma un voto más que los demás, es suicida. Y hoy, Peñarol está en ese camino, Porque anuncian candidatura Evaristo González, Edgardo Novick, Edwar Welker, quizás Guillermo Varela, y alguno más.
Queda además por ver qué papel juegan Catino, Tealdi, Errico, del riñón damianista.
Así planteadas las cosas, en una fragmentación extrema, Ruglio puede ser reelecto. En una apuesta con inteligencia, sumando fuerzas, podría ser desbancado del poder.
En este ajedrez que se jugará en los próximos días, Peñarol definirá su destino. Y quizás, también el fútbol uruguayo.