Por Javier de León.
La hora del retiro de los cracks, en Uruguay, en la China y la Luna, genera un duelo. Y en esa estamos, con Luis Suárez apurando sus últimos tiempos en un campo de juego, y fuera de la celeste en estos dos primeros partidos de Eliminatorias.
Porque ante Chile el viernes 8 setiembre y contra Ecuador, el martes 12, Suárez no será el 9 de Uruguay.
Este, nuestro duelo, el de despedir al crack, es necesario procesarlo bien. Y no está ocurriendo.
Porque Bielsa, hermético, tan convencido de sus ideas que roza la testarudez, tan cerrado que roza el autismo, no ha transmitido a la sociedad futbolera cuál es su intención concreta respecto a los históricos de Sudáfrica 2010. Y la única vez que habló, en mayo, cuándo fue presentado, dijo lo que no ha hecho.
Su respuesta de mayo fue clara: Escuchar, ser escuchado, y cuándo corresponda, definir. Y agregó: los ídolos son patrimonio de la gente, y deben ser cuidados. Y nada de ello ha ocurrido. El silencio de Bielsa abre margen para todo tipo de especulaciones. La primera, la más obvia, apuntalada en algunas informaciones que llegan desde el seno de la selección, es que el DT no piensa contar más ni con Suárez, ni con ninguno de los históricos. La otra versión, sostenida por algunos dirigentes, es que el tema no está cerrado. Pero los dirigentes no hablan tampoco con Bielsa, así que también es fruto de especulaciones.
Bielsa no escuchó, no fue escuchado, y no está cuidando a los ídolos. Aquí todos tenemos un duelo, y no lo estamos procesando bien. Por falta de comunicación y porque los hechos no coinciden con los dichos, al menos en el caso del entrenador argentino.
Todos sabemos que Suárez ya no es aquel Luis, que por sí y solo si, desequilibraba en el área, y de la nada, convertía el polvo en oro. Pero está vigente. Y puede dar una mano, porque tampoco hay tantas alternativas ni tanto recambio en ofensiva. No llegará, obvio, al Mundial 2026, pero hoy, para estas primeras tres dobles fechas, está más que apto.
Tendría que, claro está, asumir que no estará a tiempo completo, y en algunas ocasiones, quizás deba comenzar desde el banco de suplentes. Por ejemplo, ante Ecuador en Quito, el próximo martes 12. Convengamos que no sería sencillo con Luis, competitivo al máximo, y acostumbrado a nunca faltar. Pero el intento vale la pena.
Bielsa no está ayudando al final de un ciclo que, como todo final, nunca es perfecto, y siempre es doloroso. Y los errores se pagan.