Con una gran trayectoria en la docencia ha sido referente para sus alumnos, en los distintos liceos como en su Conservatorio. La música marcó su vida, es parte de ella y la disfruta día a día.
Marisa Hornos es docente de Música aunque quizás la palabra artista la describe mejor. Comenzó con la música a los 6 años y su familia era su público preferido ya la que la impulsó a seguir por ese camino. “Mi mamá fue profesora, falleció hace tres años. Ella fue docente desde sus 13 años, a esa edad comenzó a dar clases y obviamente que con una mamá tan estudiosa en el mundo de la música yo no podía escapar a eso”, contó.
Marisa ha sido docente casi toda su vida, son miles los jóvenes que aprendieron educación musical con ella, o estuvieron en algún coro o en su conservatorio. “Comencé a los 6 años, en el Colegio San José cuando hacía la primaria, ahí estudie Piano y Solfeo. Cada dos o tres años mamá me agregaba más instrumentos porque veía que a mí me gustaba, me agregó guitarra, flauta dulce, acordeón y piano. Estudie en el Instituto de Formación Docente de Mercedes. Después obtuve una beca de la Organización de Estados Americanos (OEA) y me fui dos años a Facultad de Artes en Santiago de Chile”, relató.
Esa experiencia en Chile la marcó para toda la vida. Allí se especializó en varios instrumentos y en especial en dirección coral. “Ahí éramos 10 extranjeras estudiando”, contó.
Marisa aún mantiene un vínculo muy estrecho con esas otras compañeras, unidas por el amor a la música. “Hasta el día de hoy hablamos todos días. Y hace tres años fuimos a Santiago de Chile a nuestra Facultad, donde todavía había profesores nuestros que estaban dando clases. Estamos intentando el año que viene hacer otro encuentro. Mira lo que produce la música, una amistad de por vida” contó Hornos. Después de esos años de estudió en Chile se radicó en Paraguay. “Me invitaron a ir a Paraguay por dos años, pero como fue tan bien, me quede 8 años en Asunción del Paraguay. Como profesora de Facultad, como profesora de colegios privados y también de liceos y escuelas públicas de Paraguay. Yendo y viniendo, mis padres también. Empecé a los 6 y no terminé, porque aún hoy sigo estudiando y perfeccionándome”, relató.
La docente se hizo cargo desde hace años del Conservatorio Santa Cecilia, que perteneció a su madre. “El conservatorio ha funcionado de forma ininterrumpida desde 1947, que lo fundó mi mamá. Hace tres años que falleció y lo que ella me pidió es que tratara de continuar con el Conservatorio que ella tanto amaba y quería. Y eso es lo que estoy haciendo”, explicó.
Su madre era Leonor Alvez Casco de Hornos y junto a su padre, Alberto Hornos marcaron su vida y la llevaron a ser quien es hoy. Sobre su padre, recordó que se sentaba junto a su abuelo y sus tíos “se sentaban de noche, y yo tocaba. El instrumento preferido de ellos, principalmente de papá, era el piano. Ellos eran mi platea. Nunca estuve sola”. Marisa fue motivada por sus padres a estudiar idiomas y arte, danza y teatro.
Aquí en Fray Bentos fue docente del Colegio Laureles, en el Liceo N°1, en el Liceo N°2, en el Liceo N°3 y en Áreas Pedagógicas. Además fue directora de Coro en la UTU, el Instituto de Formación Docente, llegando a tener un promedio de 500 alumnos por semana. “La docencia me encanta”, afirmó. “Siempre la relación con los alumnos es excelente, una relación de respeto y calidez. Siempre tuve un vínculo excelente, profesor, alumno. Me siguen llamando alumnos que quieren seguir estudiando conmigo y los tengo acá en el Conservatorio. Tengo muchos adolescentes que les gustó mi manera de enseñar, la propuesta y acá los tengo”, relató.
En el Conservatorio la propuesta está orientada a niños, adolescentes y adultos. Actualmente el alumno más pequeño tiene 6 años y el mayor 79 años. “Yo diría que tengo casi todas las edades. Hay un despertar por la música, ahora todos quieren estudiar música, instrumentos, canto. Y eso permite armar ensambles hermosos. Estoy feliz, no soy sola, somos un equipo de 4 profesores y lo más importante es el disfrute”, explicó.
Marisa destacó también, la importancia y el apoyo de su familia, su esposo, Alfredo y su hija Yasmine. “Con ellos compartimos muchísimo gusto por la música. Siempre estamos relacionados con la música. Disfrutamos muchísimo de salir juntos, de ver películas. Disfrutamos muchísimo. Cada uno aporta su granito de arena y somos re felices. Fíjate un mundo sin música que sería”, relató.