Por Javier de León.
El inicio del Apertura 2022 para Peñarol, con dos derrotas consecutivas ante Fénix y Defensor Sporting, sólo tiene un antecedente en el profesionalismo: 1939. El mismo año en el que Nacional inició su único quinquenio de Campeonatos Uruguayos.
Nunca antes, ni después, el aurinegro sumó 0 punto en las dos primeras jornadas del principal torneo en Uruguay.
Este Peñarol, actual campeón, con el mismo entrenador, Mauricio Larriera, está sufriendo la renovación obligada y dolorosa, después de modificar por la via de las salidas, a más de medio equipo.
La cuenta arranca temprano en el año. Porque la salida de David Terans, en el primer trimestre del 2021, es la primera de la lista. Mauricio Larriera y Pablo Bengoechea idearon y plasmaron en la cancha una oncena que jugó muy bien en el inicio de la sudamericana, y en la cual Terans era pieza clave.
Un poco más adelante, perdió a su pistón por izquierda: Joaquín Piquerez, quién salió para ir al Palmeiras de Brasil, y terminar campeón de la Libertadores en noviembre en el Centenario.
Los dos centrales titulares iniciales, tampoco están: Formiliano y Kagelmacher. Y uno de los sustitutos, tampoco: Carlos Rodríguez. También se fue Giovanni González, al Mallorca. Conclusión: línea de cuatro final íntegra para sustituir.
La joya de la corona, Facundo Torres, fue la gran transferencia. Casi diez millones de dólares le ingresarán a Peñarol por el pase. Está claro y es obvio, que resulta casi insustituible, por no quitar el casi. Porque si un club vende a un jugador en 10 millones de dólares y pretende sustituirlo sin inversión, hay algo en el razonamiento que no cierra. Si fuera tan fácil, el Orlando City no hubiese invertido los 10 palos verdes. Simplemente hubiera recurrido a la inventiva de Peñarol.
Además, también se fue Jesús Trindade, el socio todo terreno de Gargano en mitad de cancha. Y por último, un pibe de 20 años, de extraordinarias condiciones, pero 20 años, agarró ese bajón casi inevitable de los jóvenes goleadores. Agustín Alvarez Martinez está peleado con el gol, y Peñarol lo siente.
De aquel cuadro que inició la temporada 2021 y que culminó campeón ya con bajas, sólo queda el marco: el cuadro ya no está.
Entonces Peñarol es una sombra que busca su identidad. Arrancó muy mal. Seguramente algunos resultados lo empiecen a acompañar, pero le costará sangre, sudor y lágrimas reconstruir la esencia que lo llevó al título de la temporada pasada.