Por Javier De León.
A días de cumplir 35 años, nacido el 24 de enero de 1987, Luis Suárez convive con el relumbrón de una carrera fantástica y un presente complicado en el Atlético Madrid, Y de postre, están por delante las últimas cuatro fechas de Eliminatorias con Uruguay.
Un sólo gol en dos meses con el Atlético, y una relación que ya no parece tan fluida con el entrenador, el Cholo Simeone, lo colocan en la puerta de salida en junio próximo, cuando vence su contrato con los colchoneros.
El sueño siempre vigente de David Beckhman de llevarlo al Inter Miami es una posibilidad a partir del segundo semestre. Reencontrarse con su amigo, Steven Gerrard, ahora técnico del Aston Villa de la Premier inglesa, es otra chance. Algo parece seguro: no seguirá en Madrid a partir de julio.
La mirada nos dirige a la celeste. La semana próxima, en Asunción, nos va buena parte de la chance de clasificar al Mundial. No sólo por los meros tres puntos en juego, sino porque el choque del jueves 27 nos indicará un camino.
Un escenario será Técnico nuevo, refrescar ilusiones, un resultado alentador, y un impulso hacia adelante en la tabla de posiciones, con un cambio de energía que precisaba la celeste. Pero una derrota, además de lo circunstancial de volver a no sumar puntos, romperá todo aquello por lo que se cambió a Tabárez, buscando variar el rumbo. El partido del jueves 27 ante Paraguay es demasiado importante.
Este Luis Suárez, gran profesional y nunca derrotado de antemano, mantiene intacto el espíritu, pero el físico y el rendimiento no es el mismo, claro está. Para utilizar una analogía contable: la generación de Sudáfrica 2010 (Suárez, Godín, Cavani) está totalmente amortizada. Ahora estamos disfrutando de la yapa. Y no es lo mismo.
Luis Suárez seguramente no se resignará a terminar su carrera prontamente. Pero empiezan a escasear las ofertas de los grandes equipos. El retorno a la Premier League de Inglaterra lo mantendría con protagonismo, aunque no en un club que pelea por las primeras posiciones. El Aston Villa actual, está de la mitad de tabla hacia abajo.
El tiempo pasa, es inexorable. Ojalá que aquellos destellos de otrora de Luis se concentren todos juntos en la noche del 27 en Asunción!! La celeste los precisa más que nunca.