Para la responsable de los proyectos educativos del Banco Mundial en Argentina y Uruguay, Helena Rovner, los ciclos educativos se han visto gravemente afectados por la pandemia, lo que incrementó la brecha educativa que ya existía. De todas maneras considera que se puede recuperar con voluntad más que con inversión.
Fueron muchas las horas de clases presenciales que de perdieron en poco más de un año de pandemia en Uruguay y en mundo. Cada país eligió de qué manera continuar con la educación de acuerdo a las herramientas que tenía.
Según explicó, en exclusiva, para El Rionegrense la especialista senior en educación para el Banco Mundial, Helena Rovner, quien es responsable de los proyectos educativos del Banco Mundial para Argentina y Uruguay, existe una pérdida de aprendizajes producto de la interrupción del ciclo educativo, pero considera que hay herramientas para recuperarlos.
La especialista explicó cuál ha sido el impacto educativo de esta pandemia y cuanto incremento la brecha educativa. En ese sentido dijo que “Lo que muestran los datos que algunos países ya han ido generando es que hay un ensanchamiento de la brecha. Se ha visto que en los sectores mejor acomodados de la sociedad tuvieron las mejores condiciones para que los niños tuvieran clases remotas o un apoyo familiar, en esos segmentos el impacto fue menor en términos de aprendizaje porque pudo haber contacto con la escuela, en muchos casos educación sincrónica o acompañamiento”. Pero en otros sectores la situación es distinta. “Mientras que en los sectores más vulnerables de la sociedad, que en Uruguay pensamos más económicamente en desventaja, pero en otros contextos podrían ser migrantes o refugiados, ahí ha habido pérdidas de aprendizaje hasta equivalentes a todo el tiempo que las escuelas estuvieron cerradas. Lo que indica que estos segmentos la educación remota no está funcionando”.
En algunos países esta educación a distancia no se logró por su heterogeneidad geográfica o por problemas de conexión, pero en Uruguay la situación es distinta. “Eso en Uruguay, no es tanto. Uruguay, puesto en un perspectiva comparativa, tiene un acceso universal a la tecnología, vía el plan ceibal, y del tendido que se ha ido construyendo, donde las herramientas en primaria y en los primeros años de secundaria son provistos bastante universalmente por Ceibal. Esa parte está cubierta y es muy buena comparada con otros países”. De todas maneras aclaró que “la educación es un hecho relacional, es un hecho social, la presencia y el constante acompañamiento de los docentes tiene otras funciones que las de transmitir conocimiento y muchas de esas funciones, y especialmente en niños de edades muy tempranas, son funciones que requieren el contacto y que requieren la comunidad y la presencialidad. Entonces, en ese sentido, más allá del enorme esfuerzo que se puede hacer en manera de conectividad y tecnología, esos niños que vienen de hogares muy vulnerables probablemente no han tenido los acompañamientos que implican el docente”.
Rovner considera que con esta pandemia el rol de la comunidad que se genera en los centros educativos se ha visto “vulnerado”.
La especialista también habló sobre la recuperación en cuanto a conocimientos por parte de los alumnos. “Es indudable, hay una pérdida de un ciclo educativo muy largo, con muchas interrupciones, hace mucho tiempo que abren y cierran. En perspectiva regional, Uruguay no es de los peores en ese sentido, hay países en la región que tienen sus escuelas cerradas desde Marzo de 2020, este no es el caso de Uruguay que ha hecho un esfuerzo muy grande por mantener las escuelas abiertas y por intentar priorizar grupos. Pero sin duda hay una pérdida de aprendizajes, si eso se recupera o no va a depender de lo que se haga. Hay cosas que se pueden hacer para recuperar aprendizaje, una primera es la adaptación de los calendarios escolares, la focalización de las tareas escolares y de la currícula escolar en lo que son las habilidades funcionales, el tipo de habilidades que genera en los niños la capacidad de aprender a lo largo de todo el ciclo educativo, esto es, aprender a aprender. Las alfabetizaciones fundamentales, lengua y matemática”.
Rovner entiende que “recuperar se puede, a través de una escuela muy flexible que entienda que tiene q focalizar en diferentes cosas y fortalecer el apoyo a los niños más rezagados. La recuperación es posible, que esa recuperación sea sencilla o sea barata, no. Esto necesita planificación a nivel central e inversión”.
Sin duda que esta pandemia obligó a los docentes a utilizar las herramientas tecnológicas. Uruguay ya tenía el plan Ceibal, pero no todos los docentes utilizaban previo a la pandemia estas herramientas. Sobre eso dijo a nuestro medio que “a nivel de docentes hay mucha heterogeneidad. Lo que hay que decir es que sobre las habilidades de los docentes, una vez que egresan, no tenemos datos. Uruguay no tiene medición de las habilidades docentes. Lo que decimos no es a través de estadísticas viables, ese es un problema del sistema educativo en Uruguay, que no tenemos mucha información sobre los perfiles de los docentes. El sistema puede tener información, pero no es de acceso público. Tampoco sabemos muy bien lo que saben los docentes, sabemos lo que saben cuándo salen de la formación, pero tienen carreras muy largas. Esto no quiere decir que las evaluaciones de los docentes tengan que ser punitivas, si no para apoyarlos y saber cuáles son las necesidades. Entonces la falta de diagnóstico ya es un primer problema”.
Además explicó que las herramientas digitales son ofrecidas a los docentes de manera voluntaria. Plan ceibal ofrece formación para las habilidades digitales de los docentes “pero ellas las toman si quieren. Sin dudas los docentes que viene aprovechando las oportunidades de formación en servicios que ofrece Plan ceibal, u otras instituciones y esos docentes estaban preparados”, afirmó.
Rovner indicó que los sistemas educativos tuvieron que adaptarse a esta nueva situación. “La pandemia tomo a todos los sistemas educativos por sorpresa, pero Uruguay fue comparativamente, uno de los países que mejor puso a disponibilidad de los docentes las herramientas para afrontar esto”.
La especialista considera que lo docentes se han visto presionados por esta situación “ya que tuvieron que desempeñarse en un rol para el que muchos no estaban preparados. Y sin dudas el estrés de los docentes ha sido muy importante. Como decíamos la educación es un hecho social y relacional y le pedimos a los docentes que generen ámbitos educativos sin ver a los niños. En los mejores casos los docentes reprodujeron la cuestión relacional del aula en la pantalla. En otros casos ni siquiera se generaron esos vínculos”. Por todo esto considera que ha sido una etapa de enorme estrés para los docentes, también porque se dan cuenta de la existencia de las brechas y que hay alumnos a los que no les pueden llegar o motivar.
Rovner reflexiona que aún no se sabe si pandemia cambió la forma de enseñar o de aprender pero si entiende que genera una oportunidad “en modelos de educación más flexibles de los que teníamos”.
La especialista entiende que ahora en la etapa pos pandemia los sistemas educativos “tienen que diagnosticar donde están los aprendizajes de cada niño y proveer un apoyo adicional a los niños y a los docentes que lo precisan. Y también investigar que hicieron los docentes que lograron mantener el vínculo, que lograron mantener a los niños motivados, porque hay que aprender eso y escalarlo. Entonces creo que es una oportunidad para los equipos educativos y con evidencia construir herramientas para una escuela las flexible”