Ubicados en la sala de ingenieros del Museo de la Revolución Industrial esperan ser descubiertos y analizados por curiosos, estudiantes o investigadores los archivos del ex Frigorífico Anglo. Planos, mapas, catálogos de maquinaria industrial, fichas de trabajadores, fotografías y hasta estados contables conforman este acervo cultural que muestra una parte de la historia de la ciudad y del mundo.
La sala fue refaccionada en los últimos años para asegurar la conservación del archivo. Se mejoró el cielorraso, se colocó filtro UV en las ventanas y se realiza control de humedad y temperatura permanente. El Rionegrense habló con director del Museo de la Revolución Industrial, Arq. Mauro Delgrosso y con la funcionaria, Fabiana Villalba quienes día a día trabajan para la conservación y mantenimiento del archivo.
Parte del archivo se encuentra digitalizado y quienes así lo deseen pueden analizarlo y estudiarlo desde una sala contigua acondicionada especialmente para eso.
“La digitalización es un trabajo de hormiga”, dijo Delgrosso, de todas maneras, gran parte del archivo ya se encuentra también en formato digital. Muchas de las digitalizaciones se hicieron a través de convenios, por ejemplo con el Ministerio de Transporte que se encargó de digitalizar los planos. “Nosotros mandábamos de a tandas de 500 planos y ahí se realizó el microfilm, después eso se digitaliza, y el plano vuelve a su cajón”, explicó Delgrosso. El resto de los materiales son digitalizados poco a poco por ellos.
“Nuestro objetivo es conservar todo lo que tenga valor histórico” contó el director.
El archivo está conformado por varios tipo de fondos, “este archivo es muy rico, histórico y único por la cantidad de fondos que tiene”, afirmó. En él, hay cerca de 8000 planos técnicos y 2000 copias. “Hay planos de todo lo que te imagines, de planos 1 a 1 a mapas de estancias, de la zona de La Pileta, de la Colonia Tomás Berreta, planos de Fray Bentos, después planos de la parte industrial y del barrio. Hay planos de cada una de las casas, de cada edificio industrial con la maquinaria industrial”, contó.
Otro de los fondos que conforman este archivo son catálogos industriales. Según explicó el director de Museo se trata de documentos con imágenes con los que elegían que equipamiento comprar o no.
Muchas de las maquinarias de las que se encuentran en el catálogo están en el Anglo y otras no. “En esa época, siglo xix y comienzos del xx, las empresas en Europa, en Inglaterra hacían los catálogos y acá se elegía las distintas máquinas. Hay infinidad de catálogos, desde maquinaria mecánicas, eléctricas. Son catálogos técnicos que muestran el inicio de catalogación, son todos catálogos en inglés, y marcan la época donde las grandes compañías, metalúrgica, siderúrgica, para comercializar con el resto del mundo vendían por catálogo, entonces iban ofreciendo lo que tenían y ahí cada uno elegía”, manifestó. “Esos catálogos muestran el inicio de lo que hoy es muy común, como es el diseño de un folleto”, afirmó.
En el archivo también se pueden encontrar todo el registro obrero, ficha de trabajo. Cada ficha tiene campos de datos del obrero donde se puede saber la nacionalidad, como se conformaba su familia, y el legajo laboral y cuanto fue cobrando por cada tarea que realizó. Delgrosso indicó que esa información puede ser muy valiosa para quienes quieran investigar. “Eso le permite a investigadores cubrir varios temas”, afirmó.
También integran el archivo, materiales del laboratorio del Anglo. “Aquí hubo un laboratorio de avanzada cuando en Montevideo aún no estaba la Facultad de Química. De hecho uno de los primeros directores de acá, el Dr. Khemmerich fue después Decano de la Facultad de Química”, contó. “Acá se fue acumulando mucho conocimiento de manera global que llegaba bajo el formato de anales de química, esos libros están algunos en alemán y otros en inglés. Y completan esa información los registros manuales que se hacían, el control del proceso industrial y la unidad meteorológica, porque es importante, como estaba el tiempo para saber cómo iba a quedar el producto”, explicó. Delgrosso contó que Fray Bentos comenzó muy temprano en el tiempo con el registro meteorológico para relacionar tiempo con producción.
“Todo eso es un cúmulo enorme para investigaciones, eso está inventariado y a disposición”, afirmó.
Además en el archivo se pueden encontrar fotografías, desde las más antiguas en formato de vidrio y otras en papel. “Muchas de las fotografías se han digitalizado y también se pueden ver”, explicó. “Tenemos fotografías de todos las etiquetas, la variedad de productos, no solo de lo que se ponía el sello Anglo si no como entraba a otros lugares del mundo. En EEUU entraba con Leon que era otra marca. Llama la atención la variedad de productos, porotos, garbanzos, conservas, paté, variedad enorme y eso enriquece el archivo”.
También se encuentran en el archivo todos los registros contables de la empresa, lo que se compró, las marcas de ganado, lo que se importó y el stock.
Dentro de los elementos, también se pueden encontrar periódicos de la época. “Tenemos por ejemplo La Campaña que cubre desde 1895 a 1956, son casi 60 años que están encuadernados y digitalizados. Se trataba de un bisemanario que editaba en Fray Bentos”, relató. En el archivo también se puede encontrar entrevistas, relatos, audios con historias relacionadas con el frigorífico a las que también se puede acceder.
Delgrosso explicó que la sala de las pantallas, desde donde se puede acceder al material está abierto de lunes a viernes de 9 a 13, todos los días para estudiantes o para “apasionados que puedan investigar en nuestras pantallas”. El archivo es abierto, pero desde que se inauguró la sala de las pantallas “han venido en proporción más personas de afuera de la ciudad, que de Fray Bentos”. Por eso para la dirección del museo es muy importante darle difusión a este espacio tan rico. “Está abierto, está disponible, para el curioso, para el que quiera ver fotos, o para el que esté investigando algo”, contó. De todas maneras contó que “han venido investigadores haciendo doctorados en Inglaterra, por ejemplo”, manifestó. Esos investigadores se muestran sorprendidos al ver el estado de conservación de los documentos. Una vez culminado el trabajo de investigación, ese documento también pasa a formar parte del archivo.
El director también aseguró que el proceso de agregar material no termina, por lo que todos aquellos que crean que pueden tener material digno de ser guardado pueden acercarlo para digitalizarlo y que pueda formar parte del archivo.
A futuro desde el museo esperan que más personas accedan a estos documentos y encontrar la forma de acceder a ellos también desde una página web. También a futuro pretender generar una alianza con el Archivo Nacional para que los investigadores puedan ser derivados a este archivo.