Las escuelas de danza, de ballet y los gimnasios han sido varios de los rubros más afectados por la pandemia, esta es la tercera vez en un año que se han visto obligados a cerrar sus puertas. El Rionegrense habló con Mariella Fein, sobre los desafíos que han enfrentado este año, en su escuela de danzas.
Después de un año de pandemia y en el tercer cierre obligatorio, Mariella y su hija Belén, esperan con ansiedad el 16 de mayo, fecha en la que bajo protocolo podrían volver a las clases presenciales. Si bien el gobierno decretó el cierre obligatorio de estos lugares, Mariella ya lo había hecho. El aumento exponencial de los casos los primeros días de marzo en Fray Bentos la llevaron a tomar esa decisión, como una forma de cuidarse, y cuidar a los estudiantes.
“Nosotros cerramos antes que lo pidieran, con el aumento de los casos en la ciudad, decidimos cerrar y pasar a la modalidad virtual. Tomamos una determinación personal el viernes 12 de marzo, teniendo en cuenta el avance exponencial de los casos que se daban en Fray Bentos”, explicó. “Nosotros no somos pro cierre, pero somos consciente que lo más importante es la salud, y en el momento que decidimos cerrar nuestra escuela fue para cuidarnos todos”, afirmó.
Tanto Mariella como Belén sabían que esto podía ocurrir en 2021, como paso en parte de 2020 y tendrían que trabajar en clases virtuales, por ese motivo, en febrero solo abrieron las inscripciones para niñas o niños mayores de 9 años.
“Desde que cerramos estamos sin trabajar a nivel presencial pero dictando clases bajo la plataforma zoom, que si bien no es lo ideal, ni tiene absolutamente comparación con lo que es una clase presencial, no deja de ser una alternativa dada la situación”, relató. De todas maneras entiende que “de este modo los niños y niñas pueden estar en contacto con sus compañeros, y más que nada seguir aprendiendo porque uno busca los recursos para que se puede enfocar el movimiento, en nuestro caso del ballet el movimiento de los pies, cuando uno está haciendo la explicación. Y de ese modo hemos podido salir adelante y mantener ciertos grupos, que son los grupos de mayor edad”. Según explicó Mariella las niñas de menor edad necesitan contacto humano “el contacto personal, ya que se juegan un montón de factores que no es solo el aprendizaje”
En este momento más de 130 niños, niñas, adolescentes y adultos aprenden ballet de manera virtual. “El último informe que nos llegó es que hasta el 16 de mayo tenemos que estar cerrados. Así que esperamos hacerlo y tenemos todo el alumnado ansioso de volver. Porque no se trata solamente de volver a hacer ballet, si no de lo que implica hacer una actividad física. El costo emocional que tiene es increíble, los niños lo están sintiendo, porque no es la primera vez que los encerramos y ellos necesitan el contacto social, descargar el estrés, estar con sus amigos”, explicó.
Para volver Mariella ya tiene pronto nuevamente el protocolo sanitario, que implica tener alfombra sanitaria, utilizar doble mascarilla para dar clases, alcohol en gel y utilizar amonio cuaternario entre grupo y grupo para limpiar el espacio, salón y barras. Además contó que para evitar cualquier tipo de inconveniente no toma agua durante la clase, si no que se baja el barbijo solo cuando las niñas o niños están fuera del salón. Ella entiende que ese esfuerzo que realiza es parte del compromiso que asumen con sus alumnos y con los padres para cuidarlos y evitar cualquier tipo de contagio. Además trabajan con ventanas abiertas para generar una ventilación cruzada permanente.
Mariella cumple 33 años de docencia y nunca se imaginó tener que dar clases así pero aclara “como soy super positiva, rescato el aprendizaje de esta nueva modalidad, no lo considero en más que una alternativa, una opción. Pero destacando lo positivo, se aprendió el uso de esta plataforma. Si le buscamos la parte buena, claro que lo hay. Los grupos están aprendiendo más lento, pero aprenden”.
La docente destaca el apoyo de los padres y las ganas de los estudiantes, que se conectan con su silla o ropero, con lo que tengan a mano para apoyarse en la clase. Que acondicionan un espacio especial en los domicilios para que tener la clase.
Mariella nos adelantó que el retorno de los 10 grupos será paulatino, un grupo por semana, comenzando por las niñas más chiquitas. También sabe que seguramente muchos niños no terminen el año por miedo a contagiarse. “Es comprensible y entendible”, afirmó.
Sobre los apoyos que recibió el sector contó que fue la reducción de 50 % de los aportes patronales y este año vuelve con el mismo beneficio por tres meses. “Ese es el apoyo que recibimos. No es suficiente, se agradece, pero no puede ser suficiente nunca”, manifestó.Tiene claro que si bien ellas como academia han podido continuar con los cursos la realidad de otras escuelas es distinta. Escuelas de danza de todo el país se han manifestado al respecto sobre la importancia de hacer actividad física y de que no han sido foco de contagio. Sobre eso Fein indicó “si creemos que hay espacios que continúan abiertos y que quizás son focos de contagio. Las escuelas no lo han sido”.
El crecimiento del ballet.
En los últimos años con crecimiento de la Escuela Nacional del Sodre el ballet tuvo una mayor exposición a nacional “no cabe duda que la Escuela Nacional creció un 100%. Venían de hacer funciones con 1000 personas, con 500 o 300 personas”, indicó.
Para Mariella también se generó un cambio en lo que tiene ver con el acceso de la formación , antes “No se generaban concursos ni pruebas anuales como para poder ingresar a la Escuela, no solo la representación del ballet cuando la gente va al auditorio Adela Reta, si no que hubo otra política interna que generaron espacios para que la gente se pudiera acercar”. Sobre esa apertura del Sodre manifestó que “por ejemplo nosotros como escuela podemos ir a ver las obras gratuitamente, los concursos anuales que el Sodre realiza para que se presenten bailarines de diferentes lugares. La Escuela también creció, hubo un cambio y se notó”.