El cáncer de mama se ha convertido en la segunda causa de muerte de mujeres en todo el mundo, si bien los números de sobrevivientes va en aumento, siguen muriendo muchas pacientes anualmente. La detección temprana de la enfermedad es el principal factor que puede a ayudar a que la tasa de sobrevivientes aumente y disminuya los fallecimientos
El Cáncer de mama es una enfermedad y tipo de cáncer que se forma en las células de las mamas y es el más común diagnosticado en mujeres en el mundo, aunque puede producirse tanto en hombres como en mujeres. El considerable apoyo para la concientización y el financiamiento de investigaciones ha ayudado a crear avances en el diagnóstico y tratamiento para esta enfermedad. Las tasas de supervivencia del cáncer de mama han aumentado, y el número de muertes asociadas con esta enfermedad está disminuyendo constantemente, en gran medida debido a factores como la detección temprana, un nuevo enfoque de tratamiento personalizado y un mejor entendimiento de la enfermedad.
Cada año 15.000 uruguayas/os son diagnosticados con alguna patología oncológica. El cáncer es la segunda causa de muerte en el país con un 24 %. En la mujer el cáncer de mama es el más frecuente, unas 1.800 son diagnosticadas por año y 600 fallecen. Si bien la tendencia de la mortalidad se encuentra en descenso, depende de manera directa de la detección precoz. Por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud el 19 de octubre se celebra mundialmente el día internacional de la lucha contra el cáncer de mama con el objetivo de crear conciencia y promover que cada vez más mujeres accedan a controles, diagnósticos y tratamientos oportunos y efectivos.
En Río Negro hay muchas sobrevivientes de esta terrible enfermedad, El Rionegrense conversó con cuatro de ellas que se encuentran en Fray Bentos con la finalidad de conocer un poco sobre su experiencia en esta lucha y cuál es el mensaje desde lo vivido, que le dan a cada una de las mujeres que hoy se encuentran luchando contra el cáncer de mama.
Andrea Rimoldi Espina, fue diagnosticada con cáncer de mama el año pasado y nos contó que a las pocas semanas fue operada e inició el tratamiento. Su primera impresión frente a el diagnóstico fue muy dolorosa, sin embargo escucho detenidamente lo que el médico le dijo que tenía que hacer y sin dudarlo decidió hacer todo lo necesario para salir triunfante de la situación que le estaba tocando vivir. Hoy por hoy su mensaje para las mujeres que están recibiendo el diagnostico o el tratamiento es “haz el tratamiento, confía en lo que el médico te está diciendo. Confía en el tratamiento y no lo abandones”. Para ella el apoyo de su entorno fue fundamental en el avance positivo durante todo el tratamiento. Si bien los médicos oncológicos dicen, que para lograr el éxito del tratamiento el 50% de la eficacia lo compone tu entorno, tú y tus ganas de vivir y el otro 50% del trabajo lo hará la medicación. Hoy Andrea disfruta de su vida en familia y al lado de sus seres queridos. Otra maravillosa mujer de Fray Bentos, que superó esta enfermedad, llena de fortaleza y firmeza envía un mensaje “eso que te parece hoy eterno, pasa. Porque todo pasa, ya mire para atrás y ya paso, no hay nada más”, dijo Leticia Canclini Gilardoni.
Ivanna Rojas, doctora de profesión y otra de las afectadas, nos inspira y dice “mujer valiente que estás en un paréntesis de tu vida, detenida hoy para repararte, te pasa a ti porque también le pasa a miles y miles, ahora lo que importa es lo que harás, toma éste proceso para volcar tu mirada y toda tu energía en tu sanación física, pero también revisa que emoción pide ser sanada, utiliza la enfermedad como camino para despertar a una vida con más conexión, gratitud y felicidad. A ese dolor que sientes transfórmalo en coraje, en fortaleza interior, en fé, y descubre dentro de ti que existe un poder, una fuerza extraordinaria para autosanarte y convertirte en la persona que deseas Ser. Recuerda que de la luna aprendemos que no siempre se necesita estar enteros para poder brillar!”. Rojas habla de su aprendizaje en el viaje que le toco recorrer, desde su propia experiencia y detalla que “es importante la distinción entre lo que llamamos supervivientes y el sobreviviente, ya que son dos cosas realmente bien distintas!. El sobreviviente es aquel que paso la enfermedad, una enfermedad dolorosa, una enfermedad como el cáncer que tiene un montón de connotaciones que sacude la vida de cualquier persona y luego cuando puede pasar ese periodo de enfermedad y entra en la remisión, esa persona a pesar de que sobrevivió, no logró hacer que esta enfermedad transformara su vida, no logró cambiar su frecuencia de pensamiento, no logró estar en optimismo, en una integra gratitud de la vida, no logró conectarse con su entorno y con las demás personas. Si bien dejó la enfermedad atrás, sigue siendo esa persona temerosa y que no logró hacer gran expansión de su conciencia y entender para que llegó la enfermedad a su vida, pero sin embargo la sobrevivió. El superviviente, a diferencia, lo que hace es sobrevolar la enfermedad y al final de todo eso, usa el recurso de ese dolor intenso, del dolor físico del dolor emocional y lo transforma, lo transforma en un gran aprendizaje, lo transforma en la persona que realmente deseo, lo transforma en un despertar de conciencia hacia la vida y como mirar la vida de otra forma, en vivir en conexión con los demás en gratitud, en comprender que ya lo tenía todo para ser feliz, entonces ves como existen dos grandes caminos después de un proceso de enfermedad y que eso es una elección propia. Uno puede elegir hago extender el dolor y generar un sentimiento más allá de que la enfermedad se ha terminado hay mucha gente quedan sufriendo por lo que paso, y quedan con temor y después está el otro, el que desea transformar todo en una gran fortaleza. Ese es el gran objetivo de las personas que pasan por una enfermedad tan dolorosas, hagan algo con ese dolor lo trasformen en la vida que realmente quiera entrenar”.
Lilian Rosano también conversó con El Rionegrense y relató “mi mensaje desde la vivencia, aunque no resulte fácil, primero aceptar la enfermedad, llamarla como tal y proponerse con optimismo superarla más allá de los miedos que nos genere. Confiar en el tratamiento médico y en la fortaleza interior. Cambiar el hábito alimenticio por alimentación saludable, rico en verduras y frutas. Comenzar por hacer ejercicios, ya sea caminata, pilates, yoga, lo que uno le guste hacer, zumba en mi caso particular, la música me ayudó un montón”. “Me plantee vivir un día a la vez, con días buenos y otros no tanto pero pensando en que esto sería pasajero. Cuando afronte la quimioterapia y se me cayó el pelo fue difícil verme así, pero me regalaron turbantes y la Asociación Asonc me prestó una peluca para verme y sentirme mejor. Sostuve en ese momento que el pelo volvería a crecer con el tiempo y que aún podía luchar por mi vida que es lo más importante. No estuve sola, conté con la contención, el apoyo y amor de mis hijos, mis padres, hermanos y mis amigos. Pero si no los tienen, compartí y apóyate en quienes pasamos por esto, también está Asonc que te ayuda muchísimo con gente muy humana y por sobre todo confiar en la fortaleza interior de uno mismo”, relató.
Además agregó “Mi mensaje es de esperanza, se puede, no hay que rendirse, descansar pero no rendirse. Aferrarse a la vida y armarnos por sobre toda las cosas. La vida nos da una segunda oportunidad, no hay que desaprovechar! Tengo dos hijos pequeños por lo que rendirme nunca fue una opción para mí y no debe serlo para nadie. Hay que ser optimista, tener fé y decirse a sí mismo Se puede!”