Por Ec Angel Pavloff Marroni
Hemos observado en reiteradas ocasiones que algunos actores políticos insisten en polarizar la elección y es claro que lo hacen porque entienden que ese juego le resulta beneficioso. Pero, ¿polarizarnos en qué? ¿Sirve pelearse artificialmente con todos, para la tribuna, o hay que darle contenido a las diferencias? ¿Es esa falta de contenido un síntoma de la falta de ideas?
A nivel Nacional, las coaliciones de Gobierno no son una novedad, más bien son la regla. En las elecciones nacionales del 2019 la coalición de “izquierda” que gobernó el país durante 15 años fue sustituida por la actual coalición de gobierno, fue una salida republicana y democrática que permitió cambiar.
¿Por qué era necesario este cambio? La respuesta es muy amplia, pero hay claros indicadores económicos, sociales, de educación y sobre todo de gestión que se habían deteriorado claramente y que preocupaban a la mayoría de la población. Durante el último periodo de gobierno desempleo fue en ascenso alimentado por el cierre de empresas que no paraban de perder competitividad, un atraso cambiario que se profundizaba de la mano de la enorme deuda pública externa que se acumulaba (record histórico), hipotecando el futuro de generaciones de uruguayos por nacer.
El descuido con el que se utilizaron los dineros públicos es un factor fundamental y nos podemos agotar en ejemplos, pero basta con recordar la pésima administración de ANCAP que la llevo al borde de la quiebra (la salvamos los uruguayos aportando capital), el puerto de aguas profundas, la regasificadora, etc. Rompen los ojos la enorme cantidad de cargos que se han creado en la administración pública, que aumento casi 40% en 15 años el total de la plantilla de funcionarios; con enormes presupuestos cuya eficacia está lejos de ser la óptima.
Ahora, ¿qué es lo que está mal en la administración departamental y cuáles son las opciones? Es claro que es necesario cambiar, sin embargo ¿Cuál es el verdadero cambio? Desde nuestro punto de vista, a nivel departamental la continuidad la representan cualquiera de las opciones del Partido Frente Amplio o el Partido Nacional y vamos a demostrar por qué.
Ya hemos establecido que a lo largo de los últimos 15 años las principales variables del departamento han permanecido prácticamente incambiadas. Si nos despojamos de las pasiones y analizamos las variables de los últimos 3 periodos de gobierno fríamente, no vamos a saber diferenciar cual fue la gestión Blanca y cual la frenteamplista.
De acuerdo a la última rendición de cuentas publicada (2018), los gastos en retribuciones personales y gastos de funcionamiento representan el 89% del presupuesto total, o peor aún, el 173% de los ingresos de origen departamental. La contracara es que si no fuera por las partidas nacionales la Intendencia no tendría dinero ni para abrir sus oficinas, y lo que nos sobra lo usamos para invertir (calles, cordón cuneta, etc.) o sea, lo que los ciudadanos necesitamos.
Justamente esto último es la clave, la razón objetiva para entender por qué en Rio Negro la continuidad la representan tanto el Partido Nacional y en el Partido Frente Amplio y nosotros representamos un cambio verdadero. Ambas administraciones han sido absolutamente pasivas en cuanto a la gestión departamental porque los montos destinados a inversiones son una sobra, lo que queda después de pagar la maquinaria burocrática que no se toca, que nadie cambia, o peor aún, se continúa y profundiza en ambas administraciones. Por más que insistan en otra cosa, en la administración de Rio Negro son lo mismo.
Nosotros vamos a proponer un cambio verdadero. En primer lugar, y sin echar a nadie, vamos a romper con la inercia de los últimos 15 años de llenar todas las vacantes y crear cargos año a año de forma imparable (48 nuevos cargos por año en los últimos 15 de gobierno). No repondremos vacantes y no crearemos cargos nuevos, esto nos hace la opción de cambio.
No esperaremos a determinar las inversiones como una sobra de los gastos burocráticos, por el contrario, proyectaremos una burocracia cada vez más eficiente que nos permita llegar a las metas cada vez más ambiciosas de inversión. Haremos gestión y proyectaremos una intendencia distinta, no vamos a seguir con la inercia del pasado, esto nos hace la opción de cambio.
No mantendremos a los funcionarios como rehenes del poder de turno, sin capacitaciones y desanimados y ganando bajos salarios. Vamos a empoderar al funcionario para transformarlo en servidor público, en un actor activo cuya opinión pesa e importa. Capacitaremos constantemente a nuestros funcionarios y e incrementaremos su salario de la mano del aumento de la productividad; esto nos hace la opción de cambio.
No debemos polarizar sin contenido, eso no tiene sentido, y el contenido lo dan las ideas y la contraposición entre lo que se ha venido haciendo y lo que nosotros pensamos hacer. Creo que en Rio Negro podemos ser testigos de una falsa polarización, porque se presentan como opuestos administraciones que no se pueden distinguir, que son iguales.
La polarización es otra: entre continuidad y cambio. Si queremos que todo siga como está la opción es elegir a los candidatos de la continuidad. Si creemos que hay otro camino, el de tomar las riendas de la administración para definir un futuro mejor para todos los rincones del departamento, la opción somos nosotros.