Por Javier De León
El recuerdo de lo escrito durante el Mundial, hoy con la perspectiva del tiempo, ayer en plena ebullición del Mundial
10 de junio de 2010 – el día previo al debut.
El justo equilibrio de los uruguayos
Ya está. Uruguay, después que el avión que la FIFA anunció estaría disponible para los celestes para volar desde Kimberley hasta Ciudad del Cabo nunca llegó, y debieron recurrir a otro que los retrasó tres horas, finalmente se instaló en su cuartel general.
Ya está. A las seis, ahí si dentro de las previsiones, los celestes reconocieron el piso del Green Point Stadium, donde mañana se jugará ante Francia, con un ejercicio liviano mientras se permitió ver a la prensa, y algo un poquito más fuerte, durante la ausencia de los medios de comunicación.
Ya está. El Maestro Tabárez confesó luego en la conferencia de prensa que jugaremos con tres en el fondo, que buscaremos la victoria ante Francia, que intentaremos no descuidarnos, y que la historia de los últimos 40 años, desde México 70 hasta estos días, de la cual no se hace cargo, igual le abre la oportunidad de conducir al equipo a una victoria histórica.
Ya está. Faltan menos de 24 horas para el debut en el Mundial, después de un largo sufrimiento en las Eliminatorias y es la hora señalada
Ya está. Entonces se abre un espacio para pensar, mirar hacia atrás y tratar de ubicarnos de la mejor manera posible.
Tengo 44 años. En forma consciente, sólo viví una victoria de Uruguay en los Mundiales, ante Corea del Sur en el 90. De Maracaná he leído, escuchado, todo en cantidades siderales, pero, como la mayoría de los actuales uruguayos, no lo viví. Fue hace 60 años por lo que hay que tener casi 70 actualmente para haber sido parte activa de esa enorme gesta.
No reniego de la historia, pero siento que durante mucho tiempo fue una mochila muy pesada que obligamos a llevar a demasiadas generaciones de futbolistas. No fue culpa de aquellos que ganaron en el 50. Fueron las circunstancias posteriores que todo lo compararon con la victoria ante Brasil, y cualquier resultado que no fuera campeón del Mundo fue catalogado de fracaso.
Siento también, que en años más recientes nos fuimos de un extremo a otro del péndulo. De campeones del Mundo pasamos a ser los peores, inservibles, incapaces de ganar nada.
Ahora, en este 2010, y a la distancia del querido Uruguay, creo percibir que hemos logrado un justo equilibrio antes de iniciar un nuevo Mundial.
Sabemos que es difícil Francia. Pero también sabemos que no es invencible. Y siento, por más que las derrotas siempre son duras y remueven hasta los cimientos, que si ganamos, festejaremos mucho; y si perdemos, no será un drama.
Hemos aprendido la diferencia entre el domingo y el lunes. El domingo, día del partido, toda victoria es posible y no se puede entrar entregado a la cancha. Pero el lunes, el lunes posterior, es hora del análisis sincero y calmo, sin hogueras innecesarias.
Así esperamos a Francia. Con la fe del mundo, pero sin mochilas. Ah… estuve en Robben Island, frente a Ciudad del Cabo, donde Mandela estuvo preso en un cubículo de 6 metros cúbicos durante 27 años. El martes había estado en Soweto, en Johannesburgo, en su casa de libertad, donde vivió antes de caer a manos del Aparthheid, y a donde regresó en 1990 durante unos pocos meses. Curiosa y aparente contradicción. Visité su hogar de hombre libre y de hombre preso, también.
En realidad, creo que la única forma de entender su historia y su esfuerzo por la reconciliación de todos los sudafricanos a partir de su liberación, es asumir que siempre fue un hombre libre. Con más o menos metros disponibles, su alma nunca estuvo prisionera. Es que para los hombres con convicción, no hay presión posible para el espíritu.