Por Dr. Fernando Doti.
Las elecciones ocurridas en Venezuela hace pocos días, siguen dando que hablar. Mucho se ha dicho y escrito, lo que ha sido útil al efecto de definir posiciones en relación al tema.
El régimen del tirano y dictador Maduro, cometió un fraude colosal en las elecciones de la república bolivariana. La sumatoria de los porcentajes asignados a los partidos políticos que participaron del proceso electoral arroja un 132%. Realmente vergonzoso. Las actas no aparecen, y la farsa continúa impune frente al escandaloso y ensordecedor silencio de la OEA. Acaso sea bueno recordar la frase del libro “Inferno” de Dan Brown, respecto de que “Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en épocas de crisis moral”. Los tiempos exigen valor y exigen tomar partido, no hay lugar para tibiezas, cuando existen presos políticos, tortura y muerte, por parte de los gobiernos, no importa del palo que sean.
Como ha consignado James Buchanan, “resulta de una importancia crucial que recapturemos la sabiduría del siglo XVIII respecto a la necesidad de contralores y balances y descartemos de una vez por todas la noción de un romanticismo idiota de que mientras los procesos son considerados democráticos, todo vale”.
La democracia es una condición necesaria para no suficiente para la plena vigencia de los derechos inherentes al hombre, es necesario además que los gobiernos estén limitados, que el poder se tope con marcos institucionales que limiten su accionar, puesto que, como expresara Thomas Jefferson en 1782, “Un despotismo electo no es el gobierno por el que luchamos”.
Si por democracia entendemos la voluntad ilimitada de la mayoría, entonces en modo alguno estoy dispuesto a llamarme demócrata, como consignara el premio Nobel F. Hayek en su obra Derecho, Legislación y Libertad.
Lo que pasó en Venezuela es un atentado a la sociedad abierta, y los enemigos de ésta, del mundo y de acá también, han mostrado su peor cara. No es necesario reproducir los comunicados del PCU y del MLN. Sería ensuciar esta breve nota periodística. No obstante, es una buena ocasión para rescatar la tradición liberal, en relación a estos temas, en tanto está en la esencia de esta tradición de pensamiento la rebelión contra el abuso del poder.
En este sentido entonces, es necesario, que la población civil porte armas, aun en la hipótesis de eficiencia estatal en brindar seguridad a los habitantes, puesto que, incluso en ese escenario, existe un caso en que la posesión privada de armas sí contribuye a preservar libertades: la resistencia frente a la tiranía. Ello resulta esencial como mecanismo de contrapoder ciudadano frente a los abusos del tirano. Naturalmente que ello debe ser controlado, lo cual es perfectamente compatible con un orden liberal, así como se controla el otorgamiento de la libreta de conducir negándosela a quien no tiene aptitudes, toda vez que, hacerlo pondrá en peligro la integridad de terceros.
La definición de tiranía, no depende del mayor o menor grado de respaldo social con que cuente el tirano, sino del tipo de acciones que ejecute. A esta altura del partido, ¿hay dudas acerca de que lo que pasa en Venezuela es compatible con una tiranía?
Lo deseable en el caso sería el sometimiento del dictador Maduro y sus secuaces a un tribunal de justicia independiente. Y si se resistiera, o si el tribunal fuera funcional al tirano, entonces, el soberano tiene derecho al contragolpe de Estado. En este sentido el Profesor Benegas Lynch, ha aclarado que se trata de un contragolpe y no de un golpe de Estado, “puesto que el golpe de Estado original lo dieron quienes avasallaron derechos”.
En la revolución estadounidense, espejo del mundo occidental, se recoge la idea en su declaración de independencia, en la que se establece que cuando cualquier forma de gobierno se torne destructiva, es derecho del pueblo alterarlo o abolirlo, siempre que exista como faro en el horizonte, el inmediato re establecimiento del orden institucional, porque de nada serviría sustituir una tiranía por otra, como sucedió en el caso cubano luego del 2 de enero de 1959.
Es importante también traer al relato al escolástico español Juan de Mariana, quien en el siglo XVI ya hablaba de lo que hoy conocemos como inflación. El referido pensador, desarrolló la doctrina sobre la legitimidad del tiranicidio en su libro De rege et regis institutione, publicado en 1599. Mariana sostenía que está justificado que cualquier ciudadano asesine al que tiranice a la sociedad civil, considerando actos de tiranía, entre otros, el establecer impuestos sin el consentimiento del pueblo, o impedir que se reúna un parlamento libremente elegido.
Es necesario que los amigos de la Libertad y la sociedad abierta, estén atentos frente al avasallamiento del poder del Leviatán, puesto que como sostuvo Thomas Jefferson a fines siglo XVIII, el costo de la Libertad es su eterna vigilancia.