Por Javier de León
Esto es un Mundial. Sin margen de error. Sin respiro. Hace una semana, Uruguay estaba empezando a escribir su historia en Qatar, con toda la expectativa, y ahora está al borde del abismo, obligado a vencer a Ghana, y esperando que Corea del Sur no dé el batacazo ante Portugal. Con un punto, igual que los coreanos, y detrás de Ghana con tres, sólo la va la victoria.
Durante meses, en la previa a la Copa del Mundo, fue una suerte de letargo estático, dónde la afición soñaba con el gran Mundial de Suarez, Cavani, Godín, y las nuevas esperanzas, Valverde, Bentancur, Darwin Nuñez. Pero en una semana, la terca realidad pegó dos sopapos y nos devolvió la imagen de un equipo sin funcionamiento, cero gol en dos partidos, y cero protagonismo, proclamado antes de viajar.
Luis Suárez fue claro en la conferencia de prensa pre-partido: “No tengo por qué correr largo, y hacer 30 metros. Que mis compañeros sepan cuáles son mis características (actuales)”. Y agregó: “Tenemos calidad como para estar en mejor situación. Ningún técnico le dice a un jugador que hay que salir a no ganar. Pero después tenemos que ser los jugadores los que actuemos en el partido. Se pueden escribir muchas cosas en tweeter y en las redes sociales, pero lo importante es responder dentro de la cancha. Hay que asumir responsabilidades”.
He ahí la clave: asumir responsabilidades.
Y he ahí la cuestión: los viejos gladiadores que vienen desde Sudáfrica 2010 hay ciertos papeles protagónicos que ya no pueden asumir, y la sangre joven, los Valverde, los Darwin, tienen que ponerse el traje de actores principales. Y ahí está el tema. Ya sin los monstruos de otrora, y con los jóvenes a los que el Mundial se les vino encima, y en una semana les pasó como una ráfaga, sin poder cogerlo para tomarlo como propio, Uruguay no ha ganado, no ha visto puerta, y sólo tiene una alternativa, ganar a Ghana.
La alineación es un absoluto misterio, aún para los propios futbolistas. Suponemos que Luis Suárez será titular, suponemos que Giorgian de Arrascaeta también estará en la oncena, pero ir más allá sería más que una especulación, un salto al abismo en la información.
Ghana llega entonado y tranquilo. Perdió y ganó, y siempre con muchos goles. El 3-2 adverso ante Portugal en el debut se transformó en un 3-2 favorable ante los coreanos.. Sabe que un empate probablemente lo clasifique. Juega con dos cartas en la manga.
Su técnico, Otto Addo, le brinda una mirada pacífica pero segura. Thomas Partey, el del Arsenal, es el eje, y el veterano de más de cien partidos, André Ayew, que juega por el barrio, en el Al Saad de Doha, es figura clave. De la revancha de aquel cotejo de Sudáfrica 2010 ni hice referencia, porque en mi visita al hotel de los ganheses en Doha creí interpretar que el entrenador los convenció que no deben perder concentración en aquello, y si poner la mira en esto.