Por Javier de León.
Hace un rato caminé por la Plaza Mayor, en Madrid. No pude evitar el asalto a la nostalgia. El sábado 10 de julio de 1982, hace más de 40 años, con mi madre y mi hermana, allí mismo estuvimos. Nos sumamos a una mesa dónde festejaban el cumpleaños de quién luego nos enteramos se llamaba MariCarmen. Nunca la había visto y nunca volví a verla. Lo que si vi fue la final del Mundial 82 en el Santiago Bernabeu, entre Italia y Alemania. Fue mi primera final. Hace 40 años.
Hoy volví a caminar esos baldozones cargados de historia. Mamá ya no puede caminarlos conmigo. Desde alguna Energía me está acompañando. Voy de paso por esta Madrid lluviosa. Voy rumbo a Catar. Hacia mi noveno Mundial. Cuarenta años después. Que es un soplo la vida….!!!
UN MUNDIAL DE TRANSICIÓN
Cada palabra que aquí se escriba quedará sellada a fuego por lo inapelable de la imprenta. Entonces cada pronóstico conlleva el riesgo de quedar escrachados al cierre del Mundial, pero así es esta profesión, de riesgo.
Esta Copa será para Uruguay un Mundial de transición. Entre la gran generación de Sudáfrica 2010, que va por su cuarto y último Mundial, y los que alumbran, como Valverde, Bentancur, Darwin Nuñez, hay un abismo generacional. Diego Alonso debe saber gerenciar esa situación.
Los Mundiales de transición nunca son más fácil para ninguna selección en ningún Mundial. De hecho, las transiciones en cualquier empresa nunca son sencillas.
Tampoco es fácil el cierre de etapas, cuándo gloriosos, como Suárez, Cavani, Diego Godín, además de Muslera y el Pelado Cáceres, están apurando sus últimos cartuchos con la celeste. Más aún, los finales muchas veces distan de ser un cuento de hadas, y hay más ortigas que rosas en el camino.
En esas está Uruguay. Con un octubre fantástico del trío que asoma, Valverde, Bentancur y Darwin, con goles en equipos de primer orden en el Mundo.
Como nunca, el debut puede inclinar la balanza hacia la gloria o la decepción. Ante Corea del Sur, el 24 de noviembre, una victoria es clave para afirmar la clasificación a segunda fase.
La historia de los últimos tres Mundiales, semis en Sudáfrica, triunfos ante Italia e Inglaterra en Brasil 2014, y cuartos de final en Rusia, han puesto la vara muy alta. La expectativa es superlativa, en función de los resultados de los últimos tres Mundiales, y el riesgo de frustración es mayor.
Hoy, a poco más de una semana del debut, hay que focalizar el objetivo. Clasificar a segunda fase es la meta. Lo demás, por más que a todos nos gustaría ser campeones del Mundo, es yapa. Y además, que la despedida de la generación de Sudáfrica sea por lo alto. No tengo claro que resultado significa por lo alto. Si sé, que ojalá en el espíritu lo que ocurra en Catar nos permita quedarnos con la sensación de regocijo después del torneo.
Ya lo he escrito. Lo vivido con los 5 que vienen desde Sudáfrica, exige, por ellos y por nosotros, que el cierre sea con una sonrisa.