Por Javier de León.
El presidente de Peñarol, Ignacio Ruglio, viajó en las últimas horas hacia Buenos Aires para dialogar con el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, “Chiqui” Tapia, a efectos de solicitar la posibilidad que aurinegros y tricolores puedan integrarse a las instancias finales de la Copa Argentina, en una suerte de competencia “sui generis” rioplatense.
Palabras más, palabras menos, Ruglio fue a negociar que Peñarol y Nacional fueran “anexados” por la Liga Argentina, no en todas sus competencias, pues seguirían jugando el Campeonato Uruguayo, pero si en el torneo más Federal que tienen nuestros vecinos, con participación de equipos de todas las divisionales.
La idea es creativa, pero no novedosa.
Se recuerdan algunos intentos anteriores, en materia del fútbol, que no hacen más que recrear lo que a otro nivel tiene dos siglos de historia. Hay que ir hasta el 25 de agosto de 1825. En la escuela, el liceo, en los actos patrios, se le recuerda como el Día de la Independencia. En realidad, la alusión sólo referencia a la primera ley de la declaratoria de la Florida. Pero fueron tres leyes, y la segunda es a la que apuntamos: la Ley de Unión.
Aunque parezca contradictoria, luego de haber declarado en la primera ley “irritos, nulos y disueltos” cualquier vínculo con poder extranjero, acto seguido se pide la “anexión” de la Provincia Oriental a las demás Provincias Argentinas, “a la que siempre perteneció por los vínculos más sagrados que el mundo conoce”.
Está claro. No es contradictorio. Se declararon independientes en 1825, y a partir de esa independencia y de la soberanía de sus decisiones, solicitaban pertenecer a dónde entendían que debían pertenecer.
Sin ser historiador, en breve resumen, la Confederación Argentina aceptó la anexión de la Provincia Oriental, el Brasil le declaró la guerra, y después de tres años de combate, Lord Ponsonby, con flema inglesa y creatividad para asegurar la libre navegabilidad de los ríos, el equilibrio político en la región y el comercio sin trabas, “inventó” un estado tapón: la República Oriental del Uruguay.
Entonces, Ruglio sólo recogió el guante de aquellos Constituyentes de la Florida, 200 años después.
No parece sencillo que la idea pueda prosperar, porque la estructura de actividad sudamericana, con una Conmebol muy fuerte, difícilmente permita que la iniciativa avance.
Abriría puertas insospechadas en el continente. Pero, más allá del éxito o fracaso del intento, la gestión de Ruglio refleja la cercanía de siempre con Argentina, incrementada en la realidad de Fray Bentos. A 300 kilómetros a la redonda de la capital del departamento de Río Negro viven aproximadamente 20 millones de personas, incluyendo naturalmente a las provincias argentinas.
Esa proximidad geográfica, al menos en el fútbol, Fray Bentos no puede desaprovecharla. Han existido experiencias de torneos interesantes con equipos argentinos, y es hora de repetirlos. Por otra parte, el germen de la visita del presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol, Ignacio Alonso, invitado por Radio Impacto y Cadena Celeste, quién mantuvo intensos contactos con el director de Deportes, Amaro Nadal, y con el Intendente Municipal, Omar Lafluf, debería recoger en mediano plazo frutos palpables.
El hermoso Parque Liebigs, en una ciudad rodeada en cercanía por millones de habitantes, y con un público muy futbolero, son las semillas que más temprano que tarde deben germinar.