La docente y psicopedagoga habló sobre las dificultades de aprendizaje que muchas veces existen en los niños y no siempre son detectadas. En ese sentido remarcó la necesidad de formar a los docentes para “el que aprende diferente”.
Con una vasta carrera como docente y al frente de Instituciones educativas María José Barboza decidió continuar su formación con el objetivo de poder ayudar a niños con dificultades de aprendizaje. María José recibió el título de Licenciada en Psicopedagogía y habló sobre esta temática con El Rionegrense. “En la carrera de formación docente, tanto de maestros o docentes no existe una formación específica en lo que tiene que ver con cómo trabajar en la práctica con alumnos con dificultades específicas de aprendizaje. Cuando uno recibe la clase hay años en no que no tenés un caso en tu clase de niños que tengan un diagnóstico y tenés otros en que sí. Y no tenés nada que te diga como tenés que trabajar con ese alumno, y la mayoría de los docentes lo hacen por intuición”, explicó.
En ese sentido manifestó que los docentes cuando detectan esas dificultades hacen lo mejor posible para apoyar ese alumno. Barboza indicó que “esa dificultad específica en una área afectaba todo lo demás y por lo tanto la nota de ese alumno. Pero hubieron casos que ni siquiera la intuición servía para ayudar a ese alumno que no podía leer o escribir entonces ahí fue que decidí formarme en el área y además me pasaba otra cosa, nosotros como docenes veíamos algunas evidencias en el rendimiento de un alumno determinado, sugeríamos a la familia que consultara en busca de una evaluación que pudiera confirmar o descartar un diagnóstico, la familia volvía al aula con un diagnóstico, pero no había en Fray Bentos un profesional que pudiera darle el pase de reeducación y ahí fue que me embarque en este viaje, hice la carrera semipresencial en la Universidad Católica con la sede en Salto, y fueron 4 años de formación en un área totalmente nueva para mí, desconocida y apasionante”. “Todas las personas pueden, solo que no pueden de la misma manera. No todas las personas aprenden de la misma manera, y generalmente son dificultades en un área específica y son dificultades invisibles”, afirmó. Barboza agregó “generalmente vos ves al niño, y se ve un niño sano, lindo, simpático, amoroso porque la dificultad específica no se ve. Si vos ves un niño que tiene una dificultad motora, que necesita una silla de ruedas, o utiliza algún tipo de apoyo para moverse, vos docente, no lo mandas a correr una carrera para evaluarlo. Vos a un niño que tiene una dificultad en lenguaje, como no la ves, y no te formaste para eso, vos crees que puede, que si lo intenta puede y no puede de esa manera. Entonces hay que buscar caminos alternativos para que pueda leer o escribir”.
Sobre cómo funciona el sistema educativo y las instituciones educativas dijo que “las instituciones funcionan gracias a las personas que las integran y yo confío, como docente que soy, que todos los docentes tienen la mejor intención para con todos sus niños, pero a veces las intenciones no son suficientes, porque con esto que vos tenés una clase de 25 alumnos, en esa clase, probablemente, tengas diagnosticado o no niños que tengan algún problema de dificultad específica, en el lenguaje, en la matemática, con respecto a la atención de mil tipos y puede ser que pase por ese niño que se distrae, que no atiende, que no le interesa, que es inmaduro, que no atiende, y pasa, y pasa porque todas la personas, incluidas las que tienen dificultad de aprendizaje, tienen dificultad en un área, pero tienen fortalezas increíbles en otras y de repente ese niño que tiene una dificultad específica para leer tiene un nivel de inteligencia superior, tiene una capacidad de memoria muy buena, tiene una capacidad de atención muy buena y eso hace que compense esa dificultad en el lenguaje con estas otras habilidades y el niño pasa pero en vez de pasar con la nota que correspondería por su dedicación y su capacidad, pasa con la nota que el sistema hace que se evalúe el aprendizaje que casi siempre está relacionada con la lectura y la escritura”.
“Yo creo que el sistema si nos impone, creo que el docente desde el punto de vista humano intenta, pero que esos intentos no son suficientes y falta sistematizar más en las aulas eso de preparar a los docentes para el que aprende de una forma diferente”, afirmó.
Barboza explicó que en otros países como en España “hay leyes que amparan este derecho que tienen las personas que tienen este diagnóstico, por ejemplo de dislexia. Y porque hablo de proteger, porque las personas aprenden toda su vida, en este sistema que nosotros estamos si el niño empieza a apropiarse del sistema de lectura y escritura en un nivel, 4, 5 o primero, es ahí que el docente puede identificar que hay algo que ese niño no avanza de acuerdo a lo esperado, pero el docente al tener en un aula a 25 niños en un rango etario determinado sabe que es lo que se espera que ese niño logre en un determinado nivel. Y la exigencia va aumentando a lo largo de los años y así, el docente va acompañando a ese niño, pero no lo suficiente para quitar esas barreras”. Sobre eso agregó que esas barreras que acompañan a los niños y esos adultos, que los acompaña toda la vida, “son barreras invisibles”.
En ese sentido dijo que “el docente y el psicopedagogo tienen que ser el puente que habiliten a ese niño a aprovechar las otras fortalezas que tienen, aprender a leer y escribir de una manera diferente. Por ejemplo, utilizando un video, ahora tenés lectores inversivos, entonces si tu objetivo docente es que el niño con dislexia comprenda el texto, no es necesario que lo decodifique él, lo puede escuchar en un lector inversivo. Si queres saber si comprendió no es necesario que te responda las cinco preguntas por escrito, se las haces de forma oral. Entonces vas tendiendo puentes para que ese niño te muestre lo que puede lograr, de la manera que lo puede lograr”.