El 8 de marzo de cada año, se conmemora la incansable lucha por la igualdad de género.
Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, es un día de reconocimiento a una lucha que comenzó hace 113 años a raíz del trágico hecho ocurrido en Nueva York.
El 8 de marzo de 1908, alrededor de 129 mujeres murieron en un incendio en la fábrica Cotton, de Nueva York, durante una protesta con huelga para validar sus derechos sindicales.
Las trabajadoras solicitaban una reducción del horario laboral a 10 horas por día, y un incremento salarial que se equiparara con lo que ganaban los trabajadores hombres en la misma fábrica.
El dueño de la fábrica dio la orden de cerrar las puertas del edificio para obligar a las mujeres obreras a desistir de su lucha, sin embargo, el fuego que se desató en el lugar provocó la muerte de muchas de ellas.
En 1977, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció de forma oficial el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
Es así, como cada 8 de marzo, millones de mujeres salen a las calles de las principales ciudades del mundo para conmemorar este día, este día de lucha y reivindicación de sus derechos.
Entre los principales reclamos sociales, se destaca el fin de la violencia de género. Además de los pedidos contra los femicidios, las mujeres reclaman igualdad de condiciones en la sociedad, desde el punto de vista laboral, salariales hasta educativo.
Este año, desde ONU Mujeres conmemoran este día bajo el lema «Igualdad de género hoy para un mañana sostenible» en reclamo a una acción por el clima por y para las mujeres.
Es importante recordar que existe un vínculo fundamental entre género, equidad social y cambio climático y reconocer que, sin igualdad de género hoy, el futuro sostenible y equitativo seguirá estando fuera de nuestro alcance.
Las mujeres y las niñas sufren más el impacto de la crisis climática ya que ésta amplifica las desigualdades de género existentes y pone la vida y los medios de vida de las mujeres en peligro. En todo el mundo, las mujeres dependen más de los recursos naturales, tienen menos acceso a ellos y, a menudo, asumen una responsabilidad desproporcionada como encargadas de asegurar el suministro de comida, agua y combustible.
Dado que las mujeres y las niñas soportan la carga de los efectos de esta crisis, también es esencial que lideren y dirijan el cambio en pos de soluciones, de la mitigación y la adaptación climática. Sin la inclusión de la mitad de la población mundial, es poco probable que mañana se hagan realidad las soluciones que nos brinden un planeta sostenible y un mundo en el que haya igualdad de género.