Por Javier De León
Después del “elegí seguir en River” de Marcelo Gallardo, pasaron seis días más y la Asociación Uruguaya de Fútbol designó a su nuevo entrenador, el Tornado Diego Alonso. Junto con Alonso, o quizás antes que Alonso, llegó el preparador físico, el Profe Oscar Ortega.
Ortega acompaña al Cholo Simeone en el Atlético de Madrid hace una década y ya era su dupla años antes que el DT llegara al colchonero. En un régimen absolutamente sui-generis, tendrá un comportamiento similar a los futbolistas. No dejará de pertenecer al club de Madrid, y se liberará en las fechas FIFA de Clasificatorias. Esto es, viajará a América en los días que duren las ventanas de Eliminatorias.
La elección de Diego Alonso estuvo fuertemente influenciada por la posibilidad de contar con Ortega. Más aún, si la AUF no hubiera obtenido del Atlético de Madrid la venia para liberar al profesional durante la disputa de los partidos decisivos para Uruguay, probablemente Diego Alonso hoy no sería el DT de Uruguay.
Por eso, lo escrito líneas arriba. Junto a Alonso, o quizás antes, llegó Ortega a la selección uruguaya.
Diego Alonso, de 46 años, lleva diez como entrenador, luego de su retiro tras la Libertadores 2011 con Peñarol. Luego de un comienzo irregular, con Bella Vista, Peñarol, Guaraní y Olimpia de Paraguay, sus mejores campañas fueron en México, en dónde logro la ConcaChampions (el torneo de clubes de Concacaf) con el Pachuca y el Monterrey. Su última actuación, en el Inter de Miami de David Beekham, tuvo luces y sombras. Desde enero que no dirige y está radicado actualmente en Madrid.
Su vínculo con la AUF será por estos cuatro partidos. El 27 enero ante Paraguay en Asunción, el 1ero febrero en el Centenario con Venezuela, y en marzo ante Perú en Montevideo y el cierre con Chile de visitante.
Los resultados marcarán su continuidad. Si clasifican, seguirán hasta Qatar, y quizás, hasta el 2026. Si terminan quintos en la tabla, jugarán el repechaje en junio, y en función de ello, podrán estar en el Mundial. Pero malos resultados pueden abortar a la nueva dupla en sólo cuatro partidos y tres meses.
El ciclo Tabárez se cerró de la peor manera, luego de 15 años de estabilidad. Los resultados no acompañaron, pero tampoco ayudó Tabárez con sus declaraciones y energía menguada de los últimos tiempos.
La elección del nuevo técnico tuvo sus particularidades. El único que tenía unanimidad era Gallardo, pero arrancarlo de River, dónde lo une una fuerza emotiva muy grande pareció posible, pero resultó imposible.
Diego Aguirre nunca convenció al presidente Ignacio Alonso. Si hubiera sido lo contrario, ténganse por seguros que en octubre hubiera sido destituido Tabárez, porque en 48 horas Aguirre estaba pronto para asumir. Pero el DT no terminaba de convencer al presidente, por eso Tabárez siguió en su cargo, pues en caso contrario, sin tiempo para maniobrar y buscar opciones, la única alternativa posible era Aguirre.
Pero Diego Aguirre tampoco tuvo el apoyo del neutral de AUF que representa a los jugadores. Matías Perez apoyó la opción Alonso. Lo cual resulta curioso, porque si Diego Lugano impulsaba a Aguirre, y Lugano es el presidente de la Federación de Futbolistas Uruguayos, se supone que su representante debería haber manifestado la postura de Lugano en la votación de la AUF.
Pero por lo pronto, la influencia de Lugano, no es tanta como el imaginario colectivo supone.
Ahora es Alonso y Ortega, con Darío Rodríguez y el Profe Guillermo Souto completando el cuerpo técnico. La decisión ya fue, y es la hora de renovar la esperanza para buscar el lugar en el Mundial de Qatar.