Por Javiér De León.
Lo circunstancial fue la emoción toda concentrada en el último penal, el del argentino Nicolás Gaitán, para vencer en una tanda de penales interminables, con 18 remates en total, a Plaza Colonia y coronar a Peñarol como Campeón Uruguayo 2021.
Queda todo lo demás, lo esencial, lo que salta a la luz luego de pasar por el cernidor la temporada.
Peñarol fue el mejor equipo del año. Intentó siempre conjugar lo estético con los resultados. Dicho de otro modo, buscó ganar pero a través de procedimientos que aportaran al espectáculo.
Mauricio Larriera fue fiel a su idea, y lo fue en situaciones límite, lo cual resalta aún más su proyecto futbolístico. Después de perder en julio el “clásico del avión”, pocos días más adelante debió volver al Parque Central para el partido de ida de Sudamericana, otra vez ante Nacional.
Era un punto de quiebre. Si volvía a perder, difícilmente eliminaría a Nacional, y como consecuencia directa, porque en el Apertura tampoco llevaba gran campaña, su tiempo en Peñarol estaría agotado. En criollo, se iba o lo echaban.
Pero en aquel clásico de ida de la sudamericana puso toda la carne en el asador, y con su estilo, consiguió gran victoria. Y siguió adelante, hasta semifinales de sudamericana y el Campeonato Uruguayo.
Larriera apostó a un equipo ágil, con jugadores rápidos, la utilización de las bandas, y un juego agradable. Muchas veces le faltó efectividad, lo que le complicó tardes y noches que debieron ser más sencillas. Pero igual fue campeón. Tuvo a un pequeño gigante en el medio, Walter Gargano, que le imprimió su sello al juego aurinegro. El estilo Peñarol fue el estilo Gargano. Con ojos en la nuca para poner pases milimétricos, con un cariño por la pelota digno de un crack, con Gargano, Peñarol tuvo fútbol.
Una situación económica heredada de la Directiva anterior, que sin tirar manteca al techo, le permitió no tener las urgencias de otros tiempos, y poder desechar ofertas por Facundo Torres y Agustín Álvarez Martínez en agosto, y así tenerlos en las instancias definitorias del Campeonato.
Peñarol no fue perfecto pero fue el mejor.
En medio de la vorágine del campeonato, quedaron mil polémicas por los arbitrajes, que Peñarol multiplicó con sus constantes reclamos públicos. Es cierto, a veces fue perjudicado, pero también fue beneficiado. Los jueces son humanos, se equivocan, a veces groseramente, pero Peñarol, ahora campeón, debe asumir que no existe el “Contra Todos”.
Porque no “Todos” están contra Peñarol. Entre otras cosas, porque medio país profesa la religión amarilla y negra, muchos ocupan lugares de decisión en el mundo del fútbol, y decir que todos están contra Peñarol es ignorar la enorme influencia que tienen los aurinegros en cada uno de los rincones del país y de la Asociación Uruguaya de Fútbol.
Además, si realmente hubieran sido “TODOS CONTRA PEÑAROL”, les aseguro que le hacen perder el Campeonato Uruguayo.
Peñarol se merece el título, se merece el festejo largo y profundo en cada palmo del territorio nacional, y ahora, ya campeón, y sin la presión de cortar el tri de Nacional, puede bajar la pelota al piso, y encarar con mayor normalidad el próximo Uruguayo.