Ignacio Munyo, director ejecutivo del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres), habló el pasado martes en un desayuno organizado por el think tank. En su charla “Perspectivas para 2022: entre el despegue y la inercia” tocó diversos temas.
El economista dijo que el contexto global y regional para 2022 será “menos favorable” para Uruguay de lo que lo fue en 2021, debido a la “suba de las tasas de interés internacional” que está latente, “la fuerte desaceleración económica de Brasil” y “como siempre la gran incertidumbre en Argentina”.
Sin embargo, Munyo explicó que la economía uruguaya “tendrá un buen 2022”, impulsada por la inversión de UPM 2, el sector agroexportador y una buena temporada turística, aunque no se llegue a los niveles prepandemia.
Tal como indica el análisis de Ceres, para 2022 y 2023 la economía uruguaya crecerá alrededor de 3,1%, pero de todas formas esas tasas de crecimiento no serán suficientes para volver a los niveles que se hubiesen logrado en caso de no haber pasado por la pandemia.
Munyo explicó que los cuatro sectores que más contribuirán en el crecimiento económico están vinculados con el sector agroexportador, en particular el sector primario y la producción de lácteos, los frigoríficos, la celulosa, la soja.
En segundo lugar de impacto a este crecimiento, el economista habló sobre los servicios como la hotelería y restaurantes, la cría de ganado y la construcción.
“Un impacto inducido que muchas veces se muestra es cuánto derrama esto en el salario de los trabajadores y con su consumo. Hay que tener cuidado cuando uno ve esos números que andan circulando, cuando se dice que se multiplica por seis o por diez. Cuidado porque el indirecto sale de metodología, pero el inducido (cuánto gastan las personas) se basa en supuestos muy fuertes que hay que tener cuidado”, cuestionó Munyo.
Dijo además que en materia de inversión hay una recuperación “muy fuerte” y se está en los niveles de marzo de 2018, con un actor clave que es UPM 2 que representó en el segundo trimestre del año el 10% de la inversión total en el país.
Además del problema del empleo, Munyo mencionó también como uno por el que preocuparse es la inflación y también los altos precios de las tarifas con respectos a los de la región, que hacen a Uruguay un país caro.
Finalmente, Munyo destacó que “la madre de todas las reformas es la apertura comercial, que impone una agenda de cambios para poder competir internacionalmente”, siendo el Tratado de Libre Comercio (TLC) con China uno de los aspectos más relevantes en 2022.
“Las reformas necesarias tienen que procesarse cuidando la paz social y aprovechar la ventana de oportunidad que da el actual Parlamento. La apertura comercial está ligada a una mayor innovación. ¿Y cómo se logra eso? Con mayor competencia. A todo el mundo le gusta la apertura comercial, pero a nadie le gusta competir”, dijo el economista.
Munyo expuso un índice novedoso que lleva adelante Ceres y que mide el “riesgo social”.
Sobre ese tema, explicó que Uruguay está cerca de los países europeos más avanzados y lejos de los de América Latina.
“Es muy bueno que no se generan hechos disruptivos en Uruguay a nivel social que afecten las políticas públicas. Es un tesoro que tenemos y que hay que cuidar. Pero, sin embargo, las reformas que hay que llevar adelante pueden conspirar un poco contra esta situación”, resumió.