Por Javier De León.
El camino comienza el viernes a las 20 en el Campeón del Siglo. Son los últimos seis partidos de las Clasificatorias Sudamericanas, que nos pueden, o no, depositar en Qatar 2022 a partir del próximo noviembre.
Primero ante Argentina, el viernes. Luego, Bolivia en los 3600 metros de La Paz el próximo martes. El paréntesis irá hasta fin de enero, cuándo Paraguay nos reciba en la hipercaliente Asunción. En los primeros días de febrero, Venezuela en el Centenario. Y para marzo, el epílogo: Perú en Montevideo y el último partido ante Chile en Santiago, que puede ser una sede si los trasandinos están eliminados, o un infierno si se juegan la última carta esa noche.
En la tabla, antes del comienzo de esta doble fecha de noviembre, llegamos quintos, en posición de repesca, pero iguales en puntos que el cuarto, Colombia, y sólo uno por detrás del tercero, Ecuador. Brasil y Argentina nos miran desde arriba y desde lejos.
En el juego, octubre dejó todos los sabores amargos posibles. Con Argentina en Buenos Aires sólo resistimos media hora. Y con Brasil, en Manaos, diez minutos. Después, fuimos fantasmas de nuestra impotencia, deambulando por el campo y sin ofrecer resistencia.
Uruguay precisa los puntos el viernes y con Bolivia, el martes, Pero además, precisa volver a ser nosotros mismos, aquel equipo combativo y compacto, al que nadie quería enfrentar.
Las ausencias para esta doble fecha son notorias. Faltará Cavani, Federico Valverde, Coates, Giorgian De Arrascaeta, Nico De La Cruz y Darwin Nuñez, entre otros. No será sencillo, pero es impostergable cambiar juego, actitud, rebeldía, y sumar puntos.
El cierre de octubre dejó al Maestro Tabárez malherido, con su puesto en duda como nunca antes desde el Mundial de Sudáfrica a hoy. Y finalmente fue ratificado, por una multiplicidad de razones, pero nada asegura que llegue hasta el final de las Eliminatorias. Esta doble fecha volverá a ser un exámen, y dependiendo de nuestros resultados, la actitud del equipo, y resultados ajenos que nos dejarán en cierto lugar de la tabla, se decantará la permanencia del entrenador.
Como en cualquier organización en la que un puesto clave gerencial está en la picota, los altos mandos piensan en alternativas. La selección de Uruguay no es la excepción. Los dirigentes de la AUF, en silencio, sin admitirlo públicamente, giran en su cabeza con posibles sustitutos. Por si las moscas, vio ? Y entonces hay un plan B, un plan C y un plan D.
Ojalá sea un noviembre venturoso rumbo a Qatar. Ojalá el Maestro Tabárez y lo que está quedando de la generación de Sudáfrica puedan cerrar el ciclo en la Copa del Mundo de Oriente Medio dentro de un año. Nos lo merecemos todos, ellos y nosotros. Pero la verdad estará en la cancha. Y ella hablará en este noviembre.