Por Javier de León.
Hay un pequeño país en el sur de Sudamérica, que lleva décadas para poder crecer desde los 3 millones de habitantes hasta los 3 millones y medio, fue inventado por los ingleses en la Convención Preliminar de Paz de 1828 para dar fin a la guerra entre Argentina y Brasil y de paso aquellos asegurarse la paz para poder comerciar y tener la libre navegabilidad de los ríos, y el país ni siquiera tiene nombre. Porque es la República que está al Oriente del Río Uruguay. República Oriental del Uruguay.
Sin embargo, ha construido una mística de campeón que le permitió ser Cuatro Veces Campeón del Mundo, en los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, y en los Campeonatos del Mundo de 1930 y 1950. Y ahora, entre otros, tiene un embajador que nunca se resigna, y que en las últimas siete Ligas Españolas ganó más que el Barcelona, el Real Madrid y el Atlético: Luis Suárez fue campeón en cinco de siete.
Este pequeño país se ha especializado en romper la lógica en el fútbol, y amargar locales. Es un ingrato invitado. En las dos últimas Copas América que organizó Argentina lo eliminó. En el 87, cuando llegaban los albicelestes como campeones del Mundo con Maradona en primera fila, los celestes no tuvieron mejor idea que un 9 de Julio, fecha patria argentina, ganar 1 a 0 en el Monumental de River y quebrar la fiesta preparada. Y en el 2011, con un Messi pletórico, también fue victoria de Uruguay, esta vez en Santa Fé en cuartos de final, y otra decepción para el local.
No es la intención recorrer toda la historia del fútbol uruguayo, porque se podría seguir escribiendo varios libros. El único capítulo a agregar ahora es acaso uno, sino el más, increíble de la historia del fútbol. En Río de Janeiro, en el Maracaná, en 1950, a Brasil le bastaba con un empate para ser Campeón del Mundo, y ganaba 1 a 0 promediando el segundo tiempo. El Maracanazo, el 2 a 1 para Uruguay y el título, quedó escrito para siempre en letras de oro.
URUGUAY NOMÁ!!
¿Por qué Luis Suárez es cómo es? Obviamente que sus características individuales son determinantes, pero también, lleva consigo el bagaje de la historia de un pequeño país que por demografía nunca pudo haber ganado nada, y sin embargo lo ganó todo.
En Uruguay el fútbol se concibe casi como una religión, y se identifica con el sentimiento de patria. Dos uruguayos, en cualquier recóndito rincón del mundo, se reconocen uno al otro a través del fútbol.
En Uruguay, se nace con una pelota bajo el brazo, a muchos se les hace socios del club de sus padres antes de respirar aire puro, y todavía hay campitos, ya menos por el avance de la civilización, dónde lo único que importa es jugar y jugar. Se festeja un gol, un triunfo, con un grito de guerra que nos identifica, y que utilizamos en la vida cotidiana, por fuera del fútbol: ¡¡ URUGUAY NOMA!! ( a secas, sin la S ). Es un grito que sintetiza la importancia de lo colectivo, entender que “Ninguno es más importante que todos juntos“, como les impuso Juan López, el entrenador del Maracanazo.
Se aprende a sufrir, para luego gozar. Ningún triunfo ha sido fácil, pero tampoco imposible. El Peñarol de la década de los 60 llegó hasta el Bernabeu para jugar la revancha de la Intercontinental con el Real Madrid, y la vuelta olímpica, para frustración de los merengues, fue visitante. Así, tantas veces los uruguayos.
ATLÉTICO DE MADRID LO HA DISFRUTADO
El Atlético de Madrid lo sabe. Cuándo encaró la recta final, se encontró dos veces en los últimos dos partidos, perdiendo y de atrás ganó. Como nos gusta a los uruguayos. Y un celeste, Luis Suárez, las dos veces para el gol decisivo.
Hace siete años, en el Camp Nou , el que puso la cabeza para el empate imprescindible ante el Barcelona, también fue un uruguayo: Diego Godín, capitán por años y símbolo colchonero.
Y un poco antes, en la Europa League, en el 2010, otra vez un uruguayo para darle el título al Atlético. En Hamburgo, los dos goles de Diego Forlán decisivos en un título internacional.
No es casual ni inmerecida la condecoración que los aficionados del Atlético clamaron en las afueras del Estadio del Valladolid, repitiendo una consigna que es casi un grito de guerra que alimenta las victorias : ¡¡U- RU- GUA- YO!!
Cada uruguayo del Atlético aportó a su manera y entendió lo que se jugaban en el tramo final de la Liga. Josema Giménez declaró en el Polideportivo que “estos partidos se ganan desde el Alma ’’. A Lucas Torreira lo acompañó su madre Viviana desde el cielo, y el Profe Ortega es un fenómeno que construyó desde un perfil muy bajo una figura clave en el cuerpo técnico del Cholo Simeone.
Suárez es Suárez, porque es Suárez, pero también porque es uruguayo. Lo demostró en el Barcelona, lo ratificó en el Atlético de Madrid.
Es tan increíble lo que a veces sucede en Uruguay, que dos de los principales goleadores en Europa, Luis y Edinson Cavani, nacieron en una ciudad de menos de 100 mil habitantes con 20 días de diferencia. Salto, su tierra natal, así ganó prestigio en el mundo.
Hay un pequeño país, el más pequeño de Sudamérica, dónde brotan campeones. Ah, y si usted, dirigente de algún club del Mundo, quiere ser campeón, contrate un Uruguayo!!!!