Mientras en occidente el coronavirus provoca miles de Muertes diarias, el colapso de los sistemas sanitarios y una sensación de Apocalipsis inminente, en el lejano Oriente donde comenzó todo, la propagación del mismo se ha reducido drásticamente y la situación aparece bajo relativo control.
Analizando el porqué de esta diferencia entre ellos nosotros, lo más fácil seria pensar que como en Oriente inició antes, antes se va a resolver, pero no es así.
Si comparamos países como Italia, España, Alemania o Estados Unidos con China, Corea del Sur o Singapur, los primeros presentan curvas de contagio y muertes mayores. Dicho de otra forma, el primer mes de Estados Unidos ha causado muchos daños más que el primer mes de epidemia que en ASIA.
Hay distintos factores a esa situación.
Factores Culturales
En líneas generales la población asiática es más obediente a las autoridades y las leyes, las personas siguen las instrucciones de las autoridades y confían más en el estado que en Europa. Eso tiene sus raíces en el pensamiento de Confucio, muy extendido en el extremo Oriente que ve al ser humano como esencialmente social, con su respectivo y claro rol en la sociedad. En el caso asiático esta característica trasciende por completo el eje izquierda-derecha o comunismo-capitalismo. En occidente la confianza en las autoridades es menor y depende del grado de identificación de los ciudadanos con el gobierno de turno. La incredulidad y descrédito, sobre todo, a la llegada de la epidemia de cada nación, corre en ventaja para oriente por sobre occidente. Las restricciones a la movilidad y el uso de mascarillas se siguen a rajatabla, comparando a uno con el otro.
Factor Experiencia
Asia ya vivió una epidemia de grandes dimensiones en 2003, la del SARS, que no llegó a pandemia pero golpeó con dureza a varios de sus países. Al detectarse los primeros casos de covid-19, a muchos países asiáticos no le tembló el pulso para tomar medidas drásticas, que en aquel momento, en occidente se tomaron como medidas de gobiernos autoritarios pero que poco después ellos mismos también terminaron por adoptar: el confinamiento de millones de personas, la prohibición de todas las actividades económicas no esenciales, incluso las restricciones de los funerales. En Wuhan se decretó la cuarentena cuando el número de contagio en toda china era de 571 personas. En España o Italia, medidas similares sólo se tomaron cuando la cifra llegó a varios miles. A consecuencia de la crisis de hace 17 años, además, varias naciones asiáticas prepararon a conciencia su sistema de salud para este tipo de contingencias, sabiendo que tarde o temprano volverían a surgir no son en el plano de atención sino también en la prevención y detección. Por ejemplo, Corea del Sur se tomó en serio el desarrollo de la industria biotecnológica, con lo que desde el inicio puedo diseñar una prueba rápida de coronavirus que le permite testear un millón de personas por semana.
Pero ante los mismos eventos, en occidente, parece que la conclusión fue otra, que este tipo de epidemia es cosa de los asiáticos y a ellos no le iba a tocar.
En los últimos años los sistemas sanitarios de España e Italia, por ejemplo, los dos países europeos más afectados, fueron recortados en varios aspectos: números de profesionales, equipos, presupuesto. En Estados Unidos, Trump desmanteló el departamento a cargo de enfrentar las epidemias como parte de un plan de recorte presupuestario en 2018.
Factores Tecnológicos
El factor clave, que se complementa con los dos anteriores, parece tan el uso de la tecnología y la BIG Data como herramientas fundamentales para contener la expansión del virus. En China, aprovechando desde hace años el uso cotidiano de la BIG DATA en el país, el gobierno implantó un sistema semáforo mediante códigos QR. La aplicación, de uso obligatorio durante pandemias, arroja una luz verde si el dueño del Smartphone no presenta riesgos; naranjas si visitó zonas de riesgo durante los 14 días previos y rojo si debe entrar en cuarentena. El sistema cruza dato de los ministerios de sanidad, transporte e interior. el comité vecinal y la empresa empleadora. Si uno de tus vecinos o compañero trabajo enfermo, si viajas en un tren con un infectado, la APP lo detecta de inmediato y cambia tu estado. Durante una epidemia necesitas que tu estado este en verde para viajar, acceder a tu trabajo e incluso entrar al vecindario donde vives. Con naranja tus desplazamientos se limitan y con rojo se anulan. Este sistema ha sido muy comentado en medios, casi siempre negativamente, como propio de un gobierno autoritario pero no se diferencia mucho de otros en la región.
En Corea del Sur las autoridades intervinieron los registros de los teléfonos móviles tarjetas de crédito y otros datos personales de los contagiados para rastrear a las personas que pudieron haber tenido contacto con ellas. Los datos de zonas grupos y personas infectadas son de conocimiento público para evitar que la gente los frecuentes y tomar precauciones.
En Singapur toda persona en cuarentena debe enviar su ubicación geográfica del celular a las autoridades cuando así se lo requieran y lo hacen un mínimo de dos veces al día.
Este tipo de medidas, asumidas tranquilamente en Oriente, serían impensables en casi todos los países de occidente donde se perciben como intromisión intolerable en la privacidad de los ciudadanos. La BIGDATA no es algo exclusivo de Asia, o acaso Facebook o Google no saben con quién nos vimos ayer o donde estuvimos, y en qué momento, siguiendo nuestras publicaciones, amigos etiquetados y aplicaciones de geolocalización.
Por algún motivo, todo ese conocimiento que normalmente se usa para que el celular nos avise dónde puedo comprar una licuadora multiuso, enseguida que comentemos que buscamos una en el post de un amigo, en este caso no fue considerado como opción para prevenir cientos de miles de contagios y fallecidos por esta región del mundo. Porque? Quién sabe.
La diferencia en el uso de la Big Data radica en que, mientas en Oriente está a la vista de todo el mundo, en occidente muchos prefieren creer que no existe.
Sin duda la mezcla de tecnologías y acceso a datos personales fue otra de las claves del éxito Oriental frente al coronavirus.