Luego de siete meses de viaje, el rover Perseverance de la NASA intentará desembarcar en Marte el jueves 18 de febrero, en una maniobra ultra peligrosa que marcará el comienzo de una búsqueda de varios años para encontrar rastros de vida antigua en el planeta rojo.
La misión Marte 2020, que despegó de Florida a finales de julio, lleva el mayor y más avanzado vehículo que se ha enviado a Marte, el Perseverance.
Fue construido en el legendario Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL, por sus siglas en inglés), su peso es alrededor de una tonelada y está equipado con un brazo robótico de más de dos metros de largo, 19 cámaras y, siendo la primera vez, dos micrófonos.
El objetivo es que llegue intecto, y pasará a ser el quinto rover que realiza el viaje desde 1997. Hasta ahora todos son de origen estadounidense, y uno de ellos, el Curiosity, sigue en funcionamiento.
Resulta que la pasada semana, China puso en órbita alrededor de Marte su sonda «Tianwen-1», que contiene un robot teledirigido el que se proyecta, intentar aterrizar en Marte entre mayo y junio.
Este jueves a las 20H30 GMT Perseverance alcanzará su mayor reto, posará sus seis ruedas en un lugar de aterrizaje «espectacular», tal como lo describió Ken Farley, científico del proyecto.
En misiones anteriores, la del Curiosity por ejemplo, había sido utilizado el cráter de Jezero, pero se descartó por considerarse demasiado peligroso. De todas formas, las nuevas tecnologías permiten ahora intentar la maniobra.
A raíz de la pandemia por Coronavirus, la sala de control de la NASA no se encontrará tan llena de científicos como es habitual en este tipo de situaciones. Pero «eso no impedirá que saltemos de alegría» una vez que se confirme el aterrizaje, exclamó Matt Wallace, jefe adjunto de la misión.
Enseguida del aterrizaje, las primeras fotos de la superficie marciana llegarán rápidamente en baja resolución. Se esperan imágenes de video, incluyendo de la entrada en la atmósfera, más tarde.
Se espera encontrar indicios de lagos y ríos..
Para los investigadores, hace más de 3.500 millones de años el cráter de Jezero albergaba un profundo lago de unos 50 km de ancho.
En ese entonces, «Marte era muy similar a la Tierra en muchos aspectos. Tenía una atmósfera importante, lagos y ríos, (…) lugares donde los organismos que conocemos podrían haber prosperado», sostiene Ken Farley. «Estos son los únicos ambientes habitables que conocemos más allá de la Tierra».
Marte 2020 es la primera misión con el objetivo explícito de demostrar que existió vida allí.
En ese orden, la NASA ha invertido unos 2.400 millones de dólares para construir y lanzar la misión Marte 2020. El costo total del aterrizaje y de las operaciones en terreno se estima inicialmente en 300 millones de dólares.
El Perseverance, tiene la capacidad de desplazamiento tres veces más rápida que los anteriores rovers, deberá recorrer, durante varios años, más de veinte kilómetros a través de diferentes lugares, situaciones y entornos marcianos. Primero el delta formado por un río que desembocó en su momento en el lago, luego lo que podría ser su orilla y finalmente, tendrá que escalar el borde del cráter.
En cada uno de esos lugares se tomarán muestras, hasta 30 en total, que serán analizadas por los laboratorios más avanzados de la Tierra en busca de posibles rastros microscópicos de organismos vivientes antiguos.
Los tubos que contienen las muestras se conservarán cuidadosamente hasta que una misión posterior pueda ir por ellas, en la década de 2030.
La idea de la NASA es que las muestras se coloquen primero en un cohete y se pongan en órbita, para luego ser recuperadas por otra nave espacial durante un encuentro espacial.
«Los científicos que estudiarán estas muestras están todavía en la escuela, puede que ni siquiera hayan nacido todavía», dijo Farley.
Misiones paralelas…
En cuanto al aspecto que podría tener el rastro de vida que se busca, «No debemos esperar un diente fósil, un hueso o una hoja», explicó el científico. Sino más bien rastros de vida microbiana. Un descubrimiento que sería «fabuloso».
Sin embargo, los primeros meses de la misión no se dedicarán a este primer objetivo. También están previstos experimentos paralelos.
En concreto, la NASA quiere hacer volar por primera vez una nave motorizada en otro planeta. Un pequeño helicóptero llamado Ingenuity tendrá que ser capaz de elevarse en un aire con una densidad equivalente al 1% de la densidad de la atmósfera terrestre.
Otro objetivo es prepararse para futuras misiones humanas, experimentando con la producción de oxígeno directamente in situ. Un instrumento llamado MOXIE, del tamaño de una batería de auto, debería ser capaz de producir hasta 10g de oxígeno en una hora, succionando el dióxido de carbono de la atmósfera marciana, de forma similar a una planta.
Este oxígeno podría ser utilizado por los futuros visitantes humanos para respirar, pero también como combustible.
Fuente: AFP