Por Angel Pavloff
No es novedad encontrar una fuerte desconfianza en los políticos y en la actividad política en general al hablar con los vecinos. Las razones que esgrimen son perfectamente comprensibles, todas se originan con la sobreabundancia de promesas y soluciones fáciles de los momentos electorales como los que estamos viviendo.
Hay prácticas que uno pensaba desterradas de la política y sin embargo no es así. Los vecinos nos cuentan que se les ha prometido trabajo en la intendencia a ellos o algún familiar directo, a veces con la condición de que gane un ex intendente y otras con la condición de que sigan los actuales, se les ha prometido el pago de alquileres a cambios de carteles o canastas a cambio de banderas. Hay de todo, como en botica.
Es muy probable que las personas de bien desconfíen de que esto ocurra porque involucra a los partidos con los que se sienten identificados honestamente, incluido dirigentes que no están al tanto de esta situación y tampoco comparten este tipo de maniobras. Es de esperar que se pongan a la defensiva cuando sienten que atacan un grupo del que formamos parte o militen dignamente, sin embargo no deja de ser cierto que muchos vecinos y en varios lados nos dicen lo mismo.
No hay cosa más deplorable que jugar con las necesidades de las personas vulnerables. Nada más alejado de nuestra concepción Batllista que utilizar descaradamente necesidades de los ciudadanos más humildes para ganar votos. Nuestra propuesta busca dar dignidad al ciudadano, no quitársela con este tipo de propuestas obscenas.
Cuando nos comentan estas cosas nos damos cuenta que el trabajo que tenemos por delante es de largo aliento y profundo. Pero además, nos dan más ganas de trabajar, de hablar con la gente y contarle que hay un camino diferente.
Cuando planteamos que vamos a hacer que la intendencia brinde los servicios que debe dar, a tiempo y con calidad, estamos diciendo que las familias y las empresas dejaran de sentir a la intendencia como una carga.
La prueba más contundente de la falta de visión y de gestión es que una intendencia rica como la de Rio Negro es incapaz de terminar con las inequidades en la prestación de los servicios. Seguimos condenando a los humildes a vivir en calles de tosca y atravesar densas nubes de polvo durante el verano y lodazales en los lluviosos días de invierno. Seguimos haciendo rehenes a los funcionarios con promesas de premios y castigos dependiendo de a quién vote o de quién vaya a ganar.
Manejar la Intendencia sin rumbo, hacer politiquería de corto plazo y no hacer políticas de estado de verdad, tiene efectos negativos mucho más profundo que el que se ven a simple vista. Porque al seguir postergando las inversiones en infraestructura básica que permita a las empresas ganar productividad, estamos generando un freno en las inversiones a las empresas de Rio Negro y por lo tanto, estamos frenando la creación de fuentes de trabajo.
Quisiéramos poder llegar a tiempo y a todos los rionegrenses con este mensaje, con nuestras ideas. No nos vamos a cansar de insistir que debemos cambiar, pero no cambiar por cambiar, cambiar para transformar la realidad a la que tristemente nos hemos acostumbrado.
Las familias, sobre todo las más humildes, los que viven en las periferias de las ciudades y del departamento, verán que su intendencia llega con los servicios por lo que paga los impuestos. Las empresas recibirán la infraestructura de calidad y la burocracia ágil que les permita invertir y generar trabajo para los rionegrenses.
No podemos seguir repitiendo el mismo modelo por 15 años más, una Intendencia rica que no brinda servicios porque no aprende de sus errores. Vamos a hacer que esta intendencia se proyecte hacia el futuro como una palanca de desarrollo social y económico. Humildemente le pedimos que nos dé la oportunidad votando la Lista 600.