Por Javier De León
El recuerdo de lo escrito durante el Mundial, hoy con la perspectiva del tiempo, ayer en plena ebullición del Mundial
6 DE JULIO DE 2010: SEMIFINAL
HOLANDA 3 – URUGUAY 2
Cambió la historia: Sin dramas ni imposibles
Terminó. Se terminó la ilusión de llegar a la final. Algunos hinchas reparten aplausos y lágrimas. Aplausos por el esfuerzo, por la actuación mundialista. Lágrimas por haber estado tan cerca y no llegar a coronar el sueño.
Holanda fue más, polémicas con el arbitraje aparte: segundo gol de Holanda en posición adelantada y una mano después de un tiro libre de Egidio que se reclama.
Fue más, y punto. Puso futbol en momentos clave del segundo tiempo, abrió la cancha con Kuyt de un lado, Robben del otro, Van Persie por el medio y Sneijder por detrás. Aparte, llegaban Van Bommel y Van Bronckhorst. No fue siempre, pero en el corazón del complemento, cuando precisaba buscar la diferencia, tuvo la pelota y los goles terminaron cayendo para poner en ese momento el 3-1. En el final, descontó Uruguay.
Los celestes tuvieron sus méritos. Colectivamente bien parados en el comienzo, sin descontrolarse cuando Holanda puso el partido 1-0 a los 18 minutos, y en el final, apretando para buscar el milagro del empate. Individualmente, el golazo de Forlán para el empate 1-1 sobre el final de la primera parte, merito total de Diego, que se abrió para buscar el hueco y sacó un zapatazo fenomenal. Espiritualmente, nunca se cayó el equipo y con el orden que quedaba, puso en aprietos a los europeos al final, y les regalo nervios para que el acceso a la final no resultara un camino de rosas.
Aquí estamos, ahora sin final, con la chance de ser terceros, y de vuelta al firmamento del fútbol mundial.
Pero quedará algo más, acaso, en mi opinión lo más importante.
El otro día, después de Uruguay – Corea, Diego Lugano me regaló el título: “Sin dramas ni imposibles–”. Ni haremos hogueras por no ser campeones, pero nunca más resignados enfrentaremos un partido, porque quedó en evidencia que se puede competir y ganar.
Cada torneo será una oportunidad para coronarse, y no un mero tránsito sin pena ni gloria esperando el momento de la eliminación y la vuelta a casa. Si así nos vemos los uruguayos de ahora en más, entonces este partido ante Holanda no será el final de nada, sino el comienzo de algo mejor.