Por Javier de León.
Dos fechas más de Clasificatorias Sudamericanas, en noviembre, cierre del año y de la actividad de la celeste, se fue un tercio de las Eliminatorias, y nos dimos un gran gusto: ganarle a Argentina en la Bombonera.
Sumada esta victoria a la posterior, ante Bolivia en noviembre, y a la anterior, con Brasil en el Centenario en octubre, el equipo de Marcelo Bielsa sumó 9 puntos sobre 9 en el tramo final de este 2023, se posicionó bien arriba en la tabla de Eliminatorias, y a partir del hecho que en nuestro continente clasificarán seis países directos al Mundial, Uruguay quedó cerca del pasaje para el 2026, pese a que todavía restan doce partidos.
Pero no sólo es una cuestión de resultados. Lo que ilusiona es el juego.
Bielsa eligió futbolistas para su idea. Jóvenes, intensos, veloces, con buena técnica, con proyección por banda. Y así, la celeste ha desplegado un fútbol con gran presión en primera línea del rival, dónde todos colaboran, y recuperada la pelota, salida como rifles hacia el otro arco. Observar varios de los goles de Uruguay durante estos seis partidos de Eliminatorias dan crédito de esta afirmación.
Estéticamente, observar al equipo de Bielsa es un gusto para la vista.
Además, a la hora de la efectividad, también destaca. Se le ganó a Brasil luego de 22 años. Se le ganó a Argentina de visitante, hecho que no había ocurrido antes por Eliminatorias. Ha sido deportivamente un gran año. No quita esta afirmación tener claro que la evaluación del pasaje de Marcelo Bielsa por Uruguay quedará marcada por lo que ocurra en la Copa América 2024 y el Mundial 2026.
Pero esa será otra historia. Por lo pronto, ahora, disfrutemos los logros obtenidos.
LA CUESTIÓN DEL NUEVE
La salida del máximo goleador de la celeste en la historia, Luis Suárez, estaba claro que no podría transcurrir sin traumas ni conflictos.
Marcelo Bielsa en las dos conferencias de prensa previo al inicio de las Eliminatorias envió mensajes respecto a Suárez que no coincidieron con los hechos, sin olvidar que todo indicaba que desde el día 1, el entrenador argentino no pensaba contar con los históricos. En su idea del juego, de pleno vértigo, no encajaba Suárez.
Pero también podemos ensayar otra forma de ver los hechos. Bielsa, con sus silencios y sus explicaciones a medias, fue una suerte de escudo, para proteger el inicio de Darwin Nuñez como 9 indiscutido de la selección. Porque, ¡¡qué duro sería para cualquiera vestir la 9 después de Luis Suárez!!
Así, sin la respiración del goleador histórico en el banco de suplentes y con la gente seguramente pidiendo por Suárez a los 20 minutos si Darwin no convertía, la ausencia de Luis permitió asentarse al delantero del Liverpool inglés en la selección.
Era una jugada arriesgada y con poco margen de tiempo por delante. Pero Darwin, después de la sequía en setiembre, tuvo partidos de cracks ante Colombia y Brasil en octubre.
Entonces Bielsa, que no quería quedar como aquel que jubilara a Suárez, lo llamó para noviembre. Luis se encontró con otro Darwin, distinto al del inicio de las Eliminatorias. Más seguro, más fuerte, autor de goles claves.
La jugada de ajedrez salió perfecta. Hoy pudimos disfrutar a Darwin y Suárez en la selección, sin comparaciones, sin limitarnos a uno u otro. Estamos en paz.