Por Javier de León.
Peñarol confirmó al golero Ignacio de Amores, al lateral Maximiliano Olivera y al campeón del Mundo Sub-20, Ignacio Sosa, y tiene a un paso al punta argentino “Speedy” González.
Nacional confirmó las llegadas del delantero Gonzalo Carneiro y el defensa Franco Romero, más los 39 años del “Chory” Gonzalo Castro, con la ilusión de hacer daño desde la punta izquierda. Pero desmanteló el fondo: se le fueron en 10 días, Sergio Rochet, Camilo Cándido y Fabian Noguera, aún no confirmado, pero con su cabeza en Medio Oriente.
Peñarol mantuvo a Arezo y Abel Hernández, y la continuidad de ambos bien puede considerarse como otras incorporaciones más, porque en ambos casos pudieron haber salido en julio. Mantuvo plantel, y además está incorporando. Se verá reforzado para el Clausura y el final del Uruguayo, en el cual está con ventaja, pues ya ganó el Apertura, y además está cuatro puntos arriba de Nacional y cinco de Defensor, en la Tabla Anual.
La historia de Nacional es diferente. A esta hora, a menos de una semana de empezar a jugar su chance de Libertadores ante Boca Juniors, desarmó el fondo, y si bien recibió dos puntas, uno sólo es titular cantado: Carneiro.
La diferencia de caja entre ambos grandes está haciendo efecto. Al menos en este 2023, Peñarol está más desahogado que Nacional. Ignacio Ruglio recibió una institución equilibrada en lo económico, y además, en su mandato obtuvo algo menos de 20 millones de dólares por las transferencias de Agustín Alvárez Martínez y Facundo Torres. Por eso, circunstancialmente, respira con alivio.
Nacional carga con su pasivo de 37 millones de dólares, y si bien ha equilibrado cuentas, no puede hacer locuras. Respira con una pajita, y no puede darse el lujo de gastos desmedidos.
Así las cosas, a hoy, Peñarol está mejor posicionado, aunque nada es definitivo. Tiene elecciones a fin de año, y el clima electoral van a incrementarse conforme pasen los días, alterando la paz institucional. Darío Rodriguez, el entrenador, ha hecho el máximo esfuerzo por blindar Los Aromos, para que sea un bálsamo de paz en medio de las turbulencias institucionales.
Nacional perdió a su gran capitán, José Fuentes, y si bien ha tenido la capacidad de mantener el rumbo, la ausencia de José es indisimulable.
Por lo pronto, tenemos Libertadores el miércoles 2 de agosto en el Parque Central entre Nacional y Boca Juniors. Y la revancha, el otro miércoles, 9 agosto, en la Bombonera.
Más cerca de fin de agosto, arrancará el Torneo Clausura. Con Defensor que dará pelea, y Liverpool que no se resigna a ser actor secundario.
Será un final apasionante de año, en el cuál deseamos la pasión no desborde hacia dónde no debe. Es fútbol. Es sólo un juego.