Espacio contratado por Ing. Gualberto Carminatti.
El día 18 de febrero, tres días después de conmemorarse el 20mo. aniversario del fallecimiento de mi padre, el Dr. Mario Carminatti, se celebró en la Junta Departamental de Río Negro una sesión para designar con su nombre una parte de la actual calle Santiago Lawry en la ciudad de Fray Bentos.
La moción tuvo el respaldo de las bancadas del Partido Colorado y el Partido Nacional pero resultó finalmente rechazada por el voto en contra de los ediles del Frente Amplio: Rodolfo Casanova, María Martínez, Mercedes Cuervo, Guillermo Techera, Roberto Wilkinson, Luciana Maquieira, Jorge Burgos, Laura Damasco, Juan Sardella, Elena Timote, Karina Sánchez y Alfredo Gorla.
Lo que continúa fue el único fundamento de voto en contra (cita textual del Acta): “Nuestro voto es negativo de acuerdo a que venimos trabajando el tema en la bancada desde hace muchísimo tiempo y hemos llegado a una resolución que enmarca lo que ha sido la trayectoria del doctor Mario Carminatti.
En definitiva, creemos que había acuerdos que se hacían en legislaturas anteriores por diferentes nombres y no es ese el mecanismo que entendemos que la figura del doctor Mario Carminatti debe tener para obtener el reconocimiento, si bien ha tenido el reconocimiento de organismos nacionales con los cuales nosotros estamos muy de acuerdo.
También quiero decirles y contarles que la Sala de sesiones del Municipio de Young, donde se toman decisiones muy importantes en cuanto a la descentralización, que apuntan a lo que fue la figura de Mario Carminatti, lleva su nombre.
Por esos motivos y por muchos más entendemos que el momento debe madurar y que debemos trabajar muchísimo más para llegar a nominar una calle o un espacio público con el nombre del doctor Mario Carminatti.”
Como hijo de Mario no puedo permanecer indiferente y callar.
Esta intervención pobre y confusa, nada explica, por el contrario deja la puerta abierta a una enorme cantidad de preguntas, especialmente en su final, donde se alega: “…el momento debe madurar y debemos trabajar muchísimo más para llegar a nominar un espacio público con el nombre del doctor Mario Carminatti”.
¿Es en serio?
¿Habiendo pasado 20 años desde su fallecimiento se pretende que la sociedad crea que “el momento debe madurar”?; y ¿cuántos años más llevaría la “maduración”?; ¿quiénes ”deben trabajar muchísimo más”?: ¿acaso la Junta Departamental, los ediles del FA?; ¿en qué hay que trabajar más?; ¿sugieren acaso que hay algo que negociar?.
A juzgar por lo dicho, da la impresión que la ideología aquí juega un importante papel en la selectividad de la memoria, imponiéndose la etiqueta militante sobre lo significativo del servicio que una persona haya prestado en bien de la comunidad.
¿Alguien puede pensar que se darían tantas vueltas en el FA si hubiera militado en él?
Pareciera que en realidad se pretende decir: “no lo hemos hecho en 20 años y no lo haremos jamás porque no era de los nuestros…”, aunque se intente disfrazar de otra cosa, quizás por la vergüenza misma que les acarrearía decir la verdad.
Mario fue un luchador desde antes de dedicarse a la política y nunca necesitó credenciales ideológicas afines para defender – desde su profesión de abogado – a las personas, de los abusos en los tiempos de la dictadura.
No ocultaba su rechazo a la tiranía y una de las maneras en que lo manifestaba era poniendo – en cada una de las fechas significativas – en el patio delantero de nuestra casa y a máximo volumen para que todos los que pasaran lo escucharan, el himno más representativo de la libertad de los hombres: La Marsellesa.
Eran tiempos difíciles, los sobrellevó con un coraje ejemplar y ayudó como pocos.
Al enterarse de la muerte del Dr. Roslik partió de inmediato para San Javier a interiorizarse de lo ocurrido y actuar como se debía: a acompañar en el dolor, ayudar en lo que estuviera a su alcance y en defensa de los derechos humanos, porque éstos tampoco son propiedad de ningún partido político.
Lo puedo asegurar porque yo le acompañe.
Ya como Intendente Municipal de Río Negro, sus obras – sobre las cuales no me extenderé, tanto por conocidas como por falta de espacio – no se limitaron a las tareas básicas a cargo de una intendencia, por el contrario, su visión del departamento era estratégica a corto y largo plazo, propiciando las actividades relacionadas con el turismo, el desarrollo y la producción agropecuaria e industrial, la caminería rural, el loteo y construcción de “Las Cañas”, la ampliación del puerto, etc.; sin por ello descuidar la realización de una serie de obras necesarias para todos los centros poblados.
Siempre contando con muy limitados recursos económicos.
Como dije antes, era un luchador.
Cuando niño nos levantábamos por la mañana para ir a la escuela y – casi como un ritual – le preguntaba: “¿A dónde vas papá?”, y respondía religiosamente con su amplia sonrisa: “A la lucha, m’hijo!”
Trabajador incansable, honesto, decente, generoso, amigo fraterno, alegre, leal, libre pensador, respetuoso, pasional, comprometido, afectuoso, con gran corazón; es como seguramente la mayoría de las personas que lo conocieron lo deben tener en su recuerdo.
Al mío le agrego el de excelente padre.
No lo escuché nunca quejarse; sí lo vi guardarse dolores en dos frases que usaba en esas ocasiones: “Me pueden doblar pero no me van a quebrar” y “En política hay que tener dos corazones: uno para empujar y otro para aguantar”.
Dispensaba el trato de “hermano” a todo el mundo y como tal actuaba siempre.
Mario fue un hombre ejemplar y quiero seguir pensando que soy parte de una comunidad justa, donde los grandes hombres tienen el lugar que se merecen, son recordados por su Pueblo y homenajeados adecuadamente, porque en definitiva no son patrimonio de un partido político, sino que son Hijos de ese Pueblo: ejemplos de conducta, solidaridad y servicio para las futuras generaciones.
Si hay algo de lo que no hay lugar a dudas, es que el Dr. Mario Carminatti es uno de ellos, y por ese Pueblo fue elegido tres veces para que dirigiera su destino.
Guardo la esperanza que este triste evento sirva de oportunidad para repensar el tema y hacerle un homenaje como él se lo merece: pronto y en un lugar significativo.
Ing. Gualberto Carminatti.