La actriz y directora Estela Golovchenko presentó su libro, se trata de una obra que recopila varias historias. El Rionegrense habló con ella para profundizar sobre su obra, el teatro y el artista.
Estela Golvchenko es actriz, dramaturga, directora y docente y habló con El Rionegrense sobre su libro.
El teatro es parte de la vida de Estela y le contó sobre cómo nace su vínculo con el arte “No sé exactamente cómo, pero sí puedo intuir cuándo y, en ese sentido, creo que mi vínculo con el arte nace a partir de mi contacto con el teatro. El teatro tiene la virtud de conjugar varias artes, por lo que también significó una puerta para la dramaturgia. Primero fui actriz, luego empecé a escribir obras de teatro. La escritura surge como una necesidad y si bien algunas obras fueron representadas por el Teatro Sin Fogón, tuve la suerte de que muchas de ellas, sobre todo «Vacas gordas» fueran representadas en Argentina, Perú, México, España, Italia y República Checa. Algunas fueron traducidas al inglés, portugués, checo e italiano”, contó.
Consultada sobre cómo nace o surge el libro, menciono que “El libro forma parte de una colección de obras teatrales que está publicando el INAE (Instituto Nacional de Artes Escénicas). Recibí la invitación a participar y me pareció una oportunidad para publicar cuatro de mis obras, La canción de las palabras esdrújulas (2013), El disparo (2005). Punto y coma (2003) y Alcanza con que estés (2004). Si bien el tema en común es el amor en sus distintas formas, tienen como marco de fondo la dictadura cívico militar y el terrorismo de estado vivido en nuestro país”.
“Según Emilio Irigoyen, investigador y docente de la FHUCE y quien prologa el libro, otro motivo común a todas (las obras) es el de las herencias, las continuidades y las reapariciones de la dictadura. Si el amor es un motivo central y motor que mueve y que explica a la mayoría de los personajes la sombra de la dictadura es aquello que más los deliñe y está en la base de la trama”.
Si bien está muy vinculada con Fray Bentos y el teatro en esta ciudad, Estela nació en San Javier en 1963, es hija de Elías Golovchenko y Amelia Fernández y es la menor de cuatro hermanos. Vivió en San Javier y posteriormente realizó el bachillerato en Paysandú. Y vive en Fray Bentos desde 1986, hasta ese momento casi no había tenido contacto con las artes escénicas, pero después de un taller literario, casi por casualidad, la invitaron a presenciar el ensayo de un grupo de teatro que ensayaba en el local de AEBU. Allí conoce a Roberto Buschiazzo con quien comparte desde entonces el proyecto del Teatro Sin Fogón y una idea de trabajo en conjunto.
El Teatro Sin Fogón es “el lugar donde yo me forme” y agregó “es el lugar donde yo encontré que podía desarrollar una carrera artística y crecer como tal. Y si bien los elencos son variables y tenemos un equipazo de gente los que hemos permanecido en el tiempo somos Roberto y yo” .
El Teatro Sin Fogón debe su nombre a una canción de Los Olimareños y surgió, como otros grupos artísticos, a la salida de la dictadura militar.
Estela debutó como actriz en la segunda obra estrenada en El Teatro Sin Fogón “Lo que pasó en Sintonison” de Derby Vilas, dirigida al público infantil.
Desde ese momento ha realizado muchísimas obras de distintos estilos. Además desde 1998 Estela es docente y se convirtió sin duda alguna en una referente de la cultura y del arte del departamento y la región.
Estela también reflexionó sobre el artista en sí y contó “a veces ponemos al artista en un plano que muchas veces se vuelve contra nosotros. Si yo quiero profesionalizar al artista no hay que diferenciarlo con cualquier otro oficio o profesión. Ponerlo en un lugar elevado, es un mito, es totalmente un tabú. Cualquiera puede acceder a cualquier cosa si se lo propone y le gusta. Así sea un artista, un médico, un docente, en cualquier ámbito de la vida”. Y ejemplificó “mi hermano es carnicero, cuando yo voy a comprarle carne a la carnicería ni a él ni mi se nos ocurre que yo no lo pague, en cambio el viene al teatro y ni a él ni a mí se nos ocurre que pague la entrada. Es una cultura que esta tan impuesta e incluso por nosotros mismos como artistas”. Sobre el teatro en si dijo que “el teatro es tan sacrificado, tan profundo como cualquier profesión que uno elige vocacionalmente”.
Estela contó que muchas veces lo que ocurre es que los artistas no pueden vivir de eso. “Yo no puedo vivir de la actuación o de la dramaturgia que es lo que me gusta. Me gustaría vivir de eso exclusivamente y dedicarle todo el tiempo. Pero ninguno puede hacerlo, sobre todo en el interior”.
Como actriz ha pasado por diferentes personajes y obras. Consultada sobre en qué tipo de obras o de personajes se siente más cómoda dijo: “Como artistas nosotros sentimos un impulso apasionado sobre el proyecto siguiente, sobre lo que vamos a hacer. Eso es lo que nos estimula, lo que nos genera pasión, porque cuando estamos con un proyecto y yo voy a hacer tal personaje lo que nos encantan son los ensayos, el proceso creativo, donde uno disfruta de la creación, porque en el fondo es eso lo que nos gusta hacer. Después la funciones, si bien son creaciones nuevas porque no hay nada mecánico en la actuación, es el momento de mayor concentración y disfrute, convertir un hecho que es ficción en algo que está sucediendo ahí, ocurre en ese momento, les está ocurriendo a los personajes y también le está ocurriendo a los actores y a las actrices. Pero siempre es un desafío cualquier estilo, particularmente prefiero algo que me de trabajo, que sea alejado de lo que yo soy, de mi zona de confort, que se diferente a lo que yo pienso. Si tomas un personaje que se encuentra alejado de tu manera de pensar te obliga a comprenderlo y eso es lo más hermoso para una actor o una actriz, convertirse en otro”.