El fraybentino Ramiro Roascio Galias trabaja como Entrenador de Fútbol en las categorías formativas del Montevideo City Torque. Cree que el rol del entrenador es fundamental para guiar y acompañar en la formación como persona de los jugadores que entrena. Por eso busca generar un vínculo con ellos más allá del fútbol.
Ramiro tenía apenas 11 años cuando algo en su interior le dijo que quería ser entrenador. Jugaba al básquetbol en CAJU cuando su técnico le pidió que se hiciera cargo de un grupo de niños. “Un entrenador me pidió que lo ayudara con las categoría más chicas, los pre minis y me dio un grupito para que mientras él estaba con un grupo de más grandes yo estaba con gurises de 6 o 7 años. Ahí llegué muy motivado a mi casa y le dije a papá y mamá que había estado entrenado un grupito. Llegue entusiasmado diciendo que quería ser profesor cuando sea grande”, contó.
El amor por el fútbol nació con su abuelo y su tío. “Uno hincha de Laureles, el otro hincha de Fray Bentos, uno hincha de Nacional, el otro hincha de Peñarol. Pero siempre fui multideporte, mi abuelo estaba muy vinculado al ciclismo, después básquetbol y siempre estuve en contacto con el deporte”, explicó. Por un tiempo jugó en paralelo fútbol y básquetbol, incluso llegó a estar en ambas selecciones, pero tuvo que optar y eligió el fútbol.
Siempre el futbol fue su pasión y su sueño. Llegó a Montevideo con 17 años para intentar cumplir su sueño como futbolista. “Tuve intentos acá en Montevideo donde no conseguí lo que venía a buscar, para jugar y hacer una carrera como futbolista y ya con 20 y poco empecé a capacitarme como entrenador”, indicó.
Ramiro contó que antes de comenzar a estudiar y capacitarse como entrenador notó su capacidad para liderar grupos. “Me gustaba el tema del equipo, del grupo, de ser un poco el cabecilla en los grupos que compartía, vi que los entrenadores también me daban ese rol de ser capitán, me paso en varios equipos que estuve que me daban ese rol y eso también me fue acercando a que era escuchado y tenía algunas ideas que estaban siendo interesantes. Desde ahí fui viendo que podía seguir formándome y luego cuando arranque la carrera de entrenador a nivel de estudio y académico me fue bien”, manifestó.
Como entrenador Ramiro busca generar un vínculo con los jóvenes, mantenerse cerca y acompañarlos, principalmente a los que son del interior. De todas maneras tiene claro que jugar un rol más estrecho con los jóvenes lo obliga a no dar un paso en falso, ya que lo toman como referente y modelo. “Con los gurises soy de compartir con ellos, salir a comer, ir un día a la playa. Hacer un montón de actividades y separando los roles y entendiendo, yo sobretodo, que ellos son futuros ciudadanos y tomando la responsabilidad de saber que formo parte de su educación, intento acercarme siendo ejemplo. No es fácil porque es como una tensión continua de que sabes que no podes fallar”, indicó.
Ramiro entiende al entrenador de futbol como un docente, como un educador. Roascio considera que “Cada cosa que nosotros hacemos podemos llegar a codificar el futuro de los jóvenes, por eso el entrenador en el ambiente del futbol donde se da el que niño o el adolescente llega por interés propio, los entrenadores tenemos la posibilidades de ser escuchados, a veces más que un profesor o maestro. Tenemos que considerar que podemos contribuir en su educación”.
Ramiro que trabaja en contacto directo con jóvenes asegura que es falsa esa creencia que “están perdidos”, si entiende que son generaciones distintas y con intereses distintos. “Sería muy malo, decir que la juventud está perdida, y si digo eso, me tengo que poner como responsable. Si es más compleja que antes, pero no perdida, siempre va a estar en uno como docente, como entrenador, en brindarle todas las posibilidades y mejorar en las necesidades que tengan”, afirmó. “El fútbol delata muchas necesidades, la tolerancia a las frustraciones, la tolerancia a la derrota, el poco compañerismo. Y son dificultades que a los gurises le surge y nosotros como entrenador podemos ayudarlo”, agregó.
También mencionó que el fútbol y el deporte les permite a los entrenadores trabajar con los adolescentes, por ejemplo las frustraciones “nos da la posibilidad de trabajar un montón de cosas que en otra actividad no le van a surgir. Y si le surgen más adelante y no fueron tratadas puede generar inconvenientes, como ha pasado con la violencia, por ejemplo”.
Además explicó que es importante trabajar sobre las expectativas de los jóvenes teniendo en cuenta que no todos van a llegar al futbol de elite. “Lo primero que le pedimos es que disfruten el momento en el que están, es verdad que van a llegar pocos y es verdad que pocos pueden disfrutar el momento que tienen ellos. Dentro de la baja expectativa de poder conformar un equipo de elite, también es baja la de formar un plantel de futbol, desde ahí que ellos entiendan que tienen que disfrutar el lugar que tienen”, manifestó. “Saben que es difícil de los 30 que tenemos puede ser que llegue uno, que no llegue ninguno o que lleguen 10, eso no lo sabemos. Formativas, no hay que llevarlo solo a lo deportivo, son 7 años, y a veces llega el que tiene más tolerancia, a comer banco, a que los entrenadores los reten constantemente, a veces deportivamente son muy buenos pero no tienen tolerancia. Y hay gurises que técnicamente no son tan buenos, pero tienen mucha tolerancia y son los que terminan llegando”, explicó.
Roascio contó que tiene un entrenador como referente y era Ruben Carranza, “Ahora de grande vi muchas cosas que él me decía de niño, no hagas esto porque te va a pasar esto. Me marcó mucho el cómo entrenador, pero sobretodo como persona, y lo tuve ahí en Laureles 3 o 4 años. Falleció hace un par de años y no supo que yo lo tenía como un referente y siempre lo tuve allá arriba y fue una de las personas que más me marcó”.
Si bien su proyección es hacia el futbol profesional aseguró que en un futuro se lo podrá ver en alguna cancha fraybentina. “Si fuera por mí me iría todos los fines de semana porque amo Fray Bentos y estar con mi familia. Extraño como el primer día. Ahora me proyecto hacia el fútbol profesional, pero sí que me iría todos los fines de semana. Ojalá algún día pueda cumplir los sueños que tengo como entrenador”, contó.
Un rol social
Con la llegada de la pandemia y sabiendo que estaría unos meses viviendo en Fray Bentos, Ramiro junto a otros jóvenes de la ciudad tomaron la iniciativa de armar canastas de alimentos y entregarlas a las familias más necesitadas. “Cuando surgió esta idea queríamos ayudar a las personas que realmente lo necesiten”, explicó.
Fray Bentos Unidos hasta ahora entregó unas 1700 canastas de alimentos, 1000 en 2020 y 700 en 2021. Con apoyo del Caif Las Canteras y la Escuela 2.
De todas maneras aclara que siempre le gustó trabajar en lo social y en Torque junto a los jugadores realizaron varias actividades en los barrios carenciados de Montevideo para que los jóvenes conocieran otras realidades.