Por Javier De León
Qué está primero, el huevo o la gallina? Las organizaciones muchas veces olvidan aspectos sanitarios en sentido estricto, para intentar recaudar, pero resulta que como contrapartida los individuos les exigen los pagos previstos, por lo que aquella recaudación se hace esencial.
Esta no es una historia de buenos y malos. Es simplemente una constatación de datos de la realidad. Cada cual tiene sus derechos y pretende ejercerlos.
Volvió la Copa Libertadores. Boca Juniors, con varios positivos de Coronavirus, fue autorizado a viajar y jugar en Paraguay ante Libertad, apelando a una recomendación de la Organización Mundial de la Salud que Paraguay interpreta a su libre albedrío, pero que sería seguramente impensable en Uruguay.
En el resto del continente, con corredor sanitario, se jugarán otros partidos. Claro, el aislamiento de los futbolistas podrá ser cumplido respecto a muchas personas, salvo a sus adversarios, dentro de la cancha. Y estos jugadores luego volverán a sus hogares, irán al supermercado, a la farmacia. En fin, el show debe continuar.
Claro, cada jugador de cada club sudamericano, tiene contratos con sus respectivas instituciones y aspira a cobrar lo firmado. Nacional, por ejemplo, estima en 4 millones de dólares el ingreso por Copa Libertadores. Ello significa una cuarta parte de su ingreso anual. ¿Si no se juega, como cubre esta parte del presupuesto?
Vale citar otro caso. Luis Suárez le exige al Barcelona que cumpla con la totalidad de su contrato, que vence el 30 de junio del 2021, y que supone una cifra anual de algo más de 15 millones de dólares. Y Edinson Cavani, recibe ofertas, pero no firma con club alguno, pues se mantiene firme en sus pretensiones económicas. Los dos, claro está, en su absoluto derecho. ¿Pero si Barcelona no juega la Liga Española y la Champions, como le cumple a Suárez?
El punto es, que por un lado solicitamos prioridad absoluta para los sanitario, y que se clausure y cierre todo lo que tenga que cerrar, pero por otra parte, prácticamente nadie está dispuesto a resignar lo que legítimamente le habían prometido. Y he hablado de fútbol, pero probablemente podría poner muchos otros ejemplos en otros ámbitos de la vida.
Entonces la ecuación no cierra. Sin actividad, no se generan recursos, pero exigimos recibirlos, porque es nuestro derecho. Pero la realidad es más fuerte, y sigue siendo la única verdad. Si la economía no se mueve, no hay producto para repartir.
El discurso teórico es maravilloso, pero después, al bajar a tierra, nadie quiere resignar nada. Y así vamos.