Por por Ec Angel Pavloff Marroni
Ya todos conocemos el efecto que ha tenido la llegada de la pandemia del Coronavirus a nuestro País. Afortunadamente para Uruguay, las medidas que se tomaron desde el Gobierno evitaron la cuarentena obligatoria y permitió a la economía, aunque a media máquina, seguir funcionando. Aun así, la economía fue afectada y queda mucho camino por recorrer, tenemos varias prioridades como son recuperar los niveles de empleo y la solvencia fiscal, dos grandes desafíos que estaban muy presentes en el escenario pre pandemia y que se intensificaron con ésta. En este contexto, todos aquellos que pretendemos generar políticas administrando la Intendencia de Rio Negro, tenemos que incorporar esta nueva realidad para poder realizar nuestros Presupuestos. La economía se frenó y eso lo sabemos todos, ahora debemos saber que esto va a afectar de una manera u otra los ingresos de la Intendencia. De acuerdo a la última Rendición de Cuentas disponible (Ejercicio 2018), los ingresos de la Intendencia eran 51% de Origen Departamental y 49% de origen Nacional. Es claro que podemos esperar una caída en la recaudación de ambos orígenes, y por lo tanto, los recursos con los que la Intendencia va a contar en el corto plazo podrían ser menores a los que ha tenido en estos últimos años. Desde el punto de vita de los ingresos de origen departamental, el aumento de la recaudación de estos últimos años se explica básicamente por un aumento en los ingresos provenientes de Patentes, Impuesto General Municipal y Contribución Rural (en ese orden por su magnitud), por otro lado, la Contribución Urbana y el Impuesto a los Remates, no crecieron. Para poder estimar con más certeza como puede evolucionar la recaudación de estas variables, necesitamos datos actuales que aún no tenemos. Sin embargo, parece lógico pensar que ante una reducción de la actividad económica, las personas y las empresas tengan mayores dificultades para pagar los impuestos departamentales.
Los ingresos de origen Nacional tienen varios componentes, pero por su tamaño y le evolución que ha tenido, sobresale los ingresos originados en el artículo 214 de la constitución. Por este mecanismo, se establece que el 3,33 % del total de los recursos del Presupuesto nacional sea destinado a los gobiernos departamentales. En un contexto de dificultades, y con el record déficit fiscal acumulado en estos últimos años, es lógico pensar que el nuevo gobierno tienda a equilibrar las finanzas públicas gradualmente, y no podemos descartar que los ingresos de las intendencias, aunque por cierto periodo, puedan estar afectados.
En conclusión, y sin poder brindar datos concretos por falta de información real, es de esperar que los ingresos de la intendencia se vean menguados, tanto por una caída de la recaudación departamental como por una posible caída de las transferencias nacionales.
La situación nos agarra mal parados en Rio Negro y en otras intendencias que, como la nuestra, no hicieron las cosas bien.
Hace unas cuantas semanas venimos escribiendo sobre el carácter monopólico de los servicios que presta la Intendencia. Insistimos en el concepto de que una empresa monopólica que, como en este caso, cobra impuestos por servicios que no brinda o que brinda tarde y mal, abusa de su poder en perjuicio de aquellos que dice servir. En definitiva, se olvidan de la razón de ser de la Intendencia. Hemos demostrado numéricamente, como los últimos tres períodos de gobierno las dos variables más importantes, Inversiones y cantidad de Funcionarios no cambiaron. Es tan así, que si uno mira la evolución de ambas variables en cada periodo, por separado, no podría identificar diferencias entre la administración Blanca y del Frente Amplio. Cuando decimos que solo el 14% del presupuesto en 15 años fue a inversiones, estamos diciendo que toda persona que no tiene las calles en condiciones, o que no tiene cordón cuneta en su casa, o que no puede salir de porque el camino vecinal esta intransitable, está sufriendo las consecuencias de esos bajísimos niveles de inversión.
Pero además también demostramos que esta continuidad se dio también en el manejo político, por amiguismo, de la contratación de personal. En total, entre vacantes y nuevos cargos creados, ingresaron entre 1.300 y 1.400 personas a la intendencia.
Con un ritmo prácticamente estable a lo largo de estos últimos 15 años. Nosotros entendemos que hay un camino distinto al que se ha transitado a lo largo de los últimos 15 años. Existe un riesgo cuando se decide gastar mal, un riesgo que es menospreciado y del que somos verdaderamente conscientes en momentos como estos: ¿qué pasa cuando los ingresos son como los proyectados? Es claro que para nuestros adversarios, la variable de ajuste será la inversión. La razón por la que la gente no tiene calles en condiciones, o por la que el agua corre por arriba de la calle o la propia vereda por falta de cordón cuneta, es la falta de inversiones que ha habido en estos años, y lamentablemente todo indica que de continuar esta forma de administrar la Intendencia, estos problemas se profundizaran. Les pedimos a todos un voto de confianza. Estos números no son satisfactorios e independientemente de lo que hayan votado en Octubre y Noviembre del año pasado, merecemos como ciudadanos que nuestro departamento se administre de otra forma, con otra mentalidad. Hay que modernizar la gestión y acordarse todos los días de la razón por la que existe la Intendencia: servir a los ciudadanos con servicios de calidad.