«Cuerpos libres Vidas dignas» es el material educativo e informativo que aborda el autocuidado, los derechos, la seguridad social y la salud emocional de las personas trabajadoras sexuales. La autora fraybentina conversó con «El Rionegrense» sobre este insumo que busca humanizar el trato y derribar el «estigma institucional» en Uruguay.
La presentación de un documento de trabajo en la antesala de la Cámara de Representantes, con la presencia de seis diputados, una senadora y directores de distintas áreas de gobierno, subraya la trascendencia de la obra. «Cuerpos libres Vidas dignas», la guía creada por Karina Núñez, oriunda de Río Negro, es mucho más que un manual: es el compendio de una trayectoria de activismo y promoción de salud que se extiende por más de quince años. Como trabajadora sexual, activista e integrante de «Visión Nocturna», Núñez ha destilado la experiencia de miles de encuentros para crear una herramienta que aspira a ser un pilar de la dignidad.
El origen del material no fue una mesa de trabajo académica, sino la necesidad palpable que emanaba de la base. “Nosotros estamos haciendo cierre de año con respecto al proyecto que tenemos en Montevideo, en convenio con la Intendencia”, explicó. En el proceso de evaluación, decidió compilar las devoluciones de sus instancias de formación: “Vi que tenía 2.049 talleres, sensibilizaciones y capacitaciones, desde que me formé en el año 2008 hasta ahora”. Al revisar el material, notó que las preguntas, las dudas y las inquietudes se repetían constantemente. “Dije, ¿por qué no juntamos todo y lo ponemos en un papel, en un solo
documento y lo utilizamos,” relató.
Lo que en principio iba a ser una pila de fotocopias se transformó en una Guía formal, estructurada en capítulos. El impulso definitivo fue la propia vivencia: “Tengo la mayor experiencia, en cada uno de esos términos cruzaron, pasaron por mi cuerpo. Fueron sensaciones, fueron angustias, fueron alegrías, fueron tristezas, fueron vulneraciones de mis derechos. Entonces, cuando vos escribís con el cuero ya tallado, las palabras tienen otro sentido”.
La fuerza de los «saberes situados» y la lucha contra el estigma.
Núñez, autora de nueve libros, subrayó el valor de construir conocimiento desde la experiencia y la territorialidad, especialmente siendo originaria del interior. La Guía recoge los «saberes situados» que le permiten «sintonizar con cada región del país», adaptando el lenguaje y la comprensión a las particularidades locales. Esta visión es crucial para el objetivo final: que la herramienta sirva para que los agentes de la política pública puedan interactuar con la persona que llega y que, por ejemplo, “se gana la vida cuidando viejitos y atendiendo clientes”. El objetivo es claro: “Ayuda a que la puedas visibilizar desde una estructura sujeta de derecho
y derribar la barrera mayor que tenemos, que es el estigma institucional”. La activista es firme en su elección terminológica, utilizando la expresión “ofertante de servicios sexuales” para dejar de lado la palabra “prostitución”, que considera “una palabra que ya está fuera de época” y “demasiado estigmatizante”.
El documento integra la perspectiva intersectorial al hablar de mujeres, incluyendo expresamente a las mujeres trans. Núñez sostiene que son mayoritariamente las mujeres quienes se encuentran en la oferta de servicios sexuales, superando las 15.000 personas registradas en Uruguay. “La realidad de las compañeras trans es particularmente crítica: debido al alto grado de expulsión, muchas veces, el único fin que les queda es prostituirse para sobrevivir”, y su esperanza de vida es de solo “entre los 39 y 40 años promedio”. El conocimiento vertido en la Guía es un acto de sororidad que busca “joderla lo menos posible”
a una población altamente vulnerada. Un bloque fundamental de la Guía se enfoca en la salud emocional y los vínculos afectivos, abordando temas íntimos como el abandono de pareja o “Cómo hablar con tus hijos sobre tu trabajo”. Núñez explica que estos temas surgen porque la mayoría de los abordajes institucionales son epidemiológicos o se centran en el cuidado del otro, pero nunca en la persona: “Nadie nos ama, nadie está con nosotros a no ser que lo sea para sacarnos plata”,
reflexionó.
“La inclusión de estos capítulos es una herramienta para que las compañeras, puedan gestionar y poder plantarse enfrente al otro con un discurso que no les duela, y que tengan derecho al goce, al placer y al ser queridas, incluso si no son consideradas ciudadanas de bien”, manifestó. La necesidad es urgente, ya que, según un informe, “9 de 10 trabajadoras sexuales aducen sufrir discriminación por parte de sus hijos cuando se enteraban cual era el oficio de sus madres”.
Otro punto central que la Guía se propone desmitificar es el acceso a la Seguridad Social y formalización laboral. La autora lamenta que la mayoría de las trabajadoras “no saben que pueden, como cualquier trabajador, afiliarse al BPS en una categoría de unipersonal”, lo que les permitiría acceder a jubilación, salud y licencias. Lo más preocupante es que, en muchos casos, los propios espacios institucionales tampoco manejan esta información.
El llamado de Núñez es un mensaje directo al Estado: “Lo que no nos puede seguir pasando es que, teniendo una herramienta como lo es el aporte para la jubilación y la inclusión en el BPS con todos los beneficios que tiene para el trabajador y la trabajadora, las compañeras no sepan que también tienen ese derecho”. Cuestiona la formación tradicional con una frase lapidaria: “La universidad no te forma para trabajar con humanos, la universidad te forma para hacer números de humanos”.
La Guía culmina con un «Cierre colectivo: Manifiesto de cuidados feministas» bajo el lema “Cuidar sin juzgar, acompañar sin exponer”. El objetivo final es transformar la mirada de toda la sociedad uruguaya, no solo la de las trabajadoras sexuales. Núñez confía en el poder de la educación y el contacto humano para lograrlo. Pone como ejemplo su experiencia de nueve años como invitada en la Universidad Católica del Uruguay, donde con una charla de cuatro horas, los estudiantes, muchos de ellos futuros tomadores de decisiones, logran “humanizar un poco más el trato cuando la compañera llega”.
Según la autora, si se logra ese cambio de perspectiva, se podrá acortar “muchísimo la franja de vulneración entre quienes pueden acceder a un derecho y quienes no”. El mayor aporte de la Guía, en su visión, es “el poder unificar, lo que creen de unas, las esperanzas de otras, y el deber ser de un Estado que se dice cuidador de sus ciudadanos y promotor de buenas prácticas”.
El impacto de su trabajo ya se observa en iniciativas concretas. Núñez destacó el apoyo de religioso perteneciente a la Iglesia Católica, con la presencia del Diácono de San José, quien está acompañando y respaldando un emprendimiento para trabajadoras sexuales, sus hijas y nietas para “cortar con la cadena de naturalización del trabajo sexual intrafamiliar”. De igual forma, la Intendencia de Montevideo contrató a dos trabajadoras como talleristas, logrando que dieciocho de ellas “redujeran la salida de trabajo sexual” y que tres crearan emprendimientos propios. Son estos círculos virtuosos los que prueban el valor de un insumo que inspira, transforma y sostiene una causa colectiva, un conocimiento que, paradójicamente, nació de las buenas prácticas implementadas en el centro de salud de su Fray Bentos natal,
según Karina Núñez lo afirma con orgullo.

















