Por Javier De León
A propósito de Luis Suárez, de la normalidad y del mordisco a Giorgio Chiellini en el Mundial del 2014, se conoció en las últimas horas un capítulo del libro del italiano en el que hace referencia al uruguayo.
Chillieni exculpa a Luis Suárez y además explica: » Admiro su malicia. Si la perdiera, se convertiría en un delantero normal»
En Julio del 2014, días después del episodio en Natal, escribimos un artículo titulado; «Elogio de la Anormalidad». Las expresiones actuales del jugador italiano nos remiten directamente a recordar aquel momento.
«Hace una semana tuvimos la oportunidad de un mano a mano, fuera de cámaras y grabadores, con el presidente de Barcelona, Josep Marie Bartomeu. Fue en la noche previa a la final de la Copa del Mundo en Río de Janeiro.
El tema, obvio, fue Luis Suárez. Quisieron las circunstancias, que luego de la nota formal, en la cual naturalmente escuchamos todo lo que nos dijo el presidente catalán, luego en la informal, fue el titular de Barcelona, el que preferentemente escuchó. Le interesaba tomar nota de nuestro punto de vista.
Ha pasado casi un mes desde el partido con Italia. Ríos de tinta han corrido, se ha hablado por horas y horas en los medios de comunicación, y como postre, el presidente José Mujica mandó a Suárez al siquiatra.
Uno tiene la sensación que hay una perspectiva que no debe perderse. Luis Suárez no es normal, entendiendo como normalidad lo que la propia estadística define con precisión. Normalidad son los sucesos que más ocurren, son los hechos más comunes, aquellos que más se repiten.
Suárez no es normal, no está dentro de los parámetros más comunes para los seres humanos. No es normal que un individuo, después de una operación de rodilla, con más de un mes sin actividad futbolística exigente, vuelva en una Copa del Mundo ante Inglaterra, y abroche dos golazos como los de aquella tarde en San Pablo.
Llegaba en medio de todas las dudas, y la certeza de su fútbol nos abrumó. ¡Qué golazos! Con un agregado a su favor: el segundo se concretó después de una gran corrida y mejor definición, a minutos del final, de un partido agobiante, con intenso sol. ¡Y todo después de más de un mes sin jugar al fútbol exigente!
Tampoco es normal la mordida. Menos normal aún que haya sido la tercera mordida. La primera en canchas holandesas, la segunda a Ivanovic del Chelsea, y esta, la última. En este mundo del fútbol, acostumbrado a codazos, patadas, insultos y algún salivazo, la mordida está fuera de contexto. No tiene defensa y no es normal.
La cuestión, al menos así lo creo yo, es que la génesis de todo lo bueno que Suárez genera en la cancha, es también la génesis de alguna actitud errónea. Luis tiene un instinto tremendo, que lo lleva a definir dentro del área como ninguno. Y también, a veces, a reaccionar equivocadamente.
Barcelona seguramente lo aconsejará con su grupo de especialistas. Pero no debe fallar en un detalle clave. Lo precisa anormal. Un ser normal no vale 84 millones de euros, ni le aportará la solución futbolística que el equipo catalán necesita. Deberá rodearlo, retocar suavemente su personalidad, pero no puede cambiarlo. Ese Luis Suárez anormal es al que fueron a buscar, y así debe permanecer si aspiran volver a las vueltas olímpicas.»