“El Rionegrense” entrevistó al exintendente, quien reflexiona sobre sus tres períodos de gestión. Habló de la carga emocional del liderazgo y la importancia de la cooperación política. Un testimonio sobre la humanidad en la función pública.
El Dr. Omar Lafluf, tras el lanzamiento de su libro, “La huella de una gestión”, que define como una memoria de 15 años de trabajo en la Intendencia de Río Negro; el dirigente blanco repasa sobre el costo emocional del liderazgo, la necesidad de cooperación interpartidaria y los desafíos ineludibles para la continuidad del departamento.
Lejos de la euforia electoral, Lafluf se sienta a desgranar la persona detrás del político, esa que, confiesa, siempre buscó en la Intendencia el canal directo para ayudar a la gente.
Para el exintendente, el cargo es, ante todo, una “pasión ser intendente”. Explicó que su vocación de servicio es anterior a su actividad partidaria, forjada en roles comunitarios como la presidencia de la Comisión del Hospital de Young, entre otras iniciativas y acciones relacionadas. Esta profunda conexión con el quehacer social es la que le permitió canalizar la inmensa carga emocional del liderazgo.
“Wilson Ferreira hablaba de una vida política marcada por la tristeza y la amargura, con algunos momentos estelares” recordó Lafluf, reconociendo que, a pesar de los instantes “muy ingratos y dolorosos”, especialmente cuando le es difícil explicar a alguien que está en una situación complicada que no tiene una solución inmediata, el cargo “también tiene un fuerte componente de una felicidad total, enorme”.
El libro le permitió ver la gestión completa, con aciertos y errores, asumiendo siempre la responsabilidad, según dijo. “Yo di todo, no me reservé nada”, afirmó con la tranquilidad de conciencia de quien considera que nunca se escudó en terceros, a pesar de la crítica. “Yo digo que la política es servicio y que el que no lo entienda así se va a equivocar”.
Por otra parte, Lafluf se muestra particularmente orgulloso de haber liderado el proceso de instalación de UPM en Fray Bentos, un conflicto que demandó absorber múltiples dificultades, desde el aumento de la recolección de residuos hasta la necesidad de viviendas y caminería. “Me siento orgulloso por el pueblo de Fray Bentos”, subrayó, convencido de que la postura asumida en aquel momento fue vital para el desarrollo industrial de todo el Uruguay. La publicación de su gestión completa lo que busca es que el lector «no se quede solo con la fotomulta y con algún hecho puntual negativo”, sino con los “15 años de trabajo solidario, humano, de servicio” a favor de los más humildes y necesitados.
Un principio central en la gestión de Lafluf, ha sido la colaboración por encima de las banderas. Habiendo trabajado dos períodos con gobiernos del Frente Amplio y el último con el de Luis Lacalle Pou, enfatiza que su rol siempre fue hacer cosas por la gente, no defender a su partido en la Intendencia. “Yo trabajé muy bien con los dos períodos de gobierno del Frente Amplio, y en algunos casos hasta mejor”, confesó.
El mensaje de servicio que desea legar a las nuevas generaciones: “Acá hay que tender la mano para hacer”. Lafluf considera que el intendente “no tiene posibilidad de decir, esto no me corresponde”, sino que debe asumir la preocupación por “cada problema que tiene un vecino del departamento”, buscando la solución o, al menos, la mediación. Su filosofía de servicio es innegociable: “Sea frenteamplista, Colorado, Independiente o blanco, tienen derecho, principalmente, mujeres y madres solteras, a tener una casa”, remarcó como ejemplo.
En un clima de polarización, el exintendente recuerda que la inmensa mayoría de quienes llegan a un cargo no lo hacen para hacerle mal a la gente, sino para trabajar por su bienestar, y su consejo se centra en una frase poderosa: “Equivocarse no es lo peor. Lo peor es no hacer nada por miedo a errar”.
A los jóvenes políticos les aconseja la humildad, entendida no como falta de orgullo, sino como la voluntad de ir juntos, y la perseverancia. “Hay que intentarlo de vuelta y no quedarse porque una vez no anduvo o salió mal”, manifestó.
Su reflexión final se centra en los intangibles que da la vida, destacando el valor de su trabajo con organizaciones de la sociedad civil como Teletón. “Una familia de Teletón me enseñó a valorar algunas cosas… que las tenemos, las hacemos y para nosotros es normal. Una madre de Teletón llora de alegría cuando su niño logró dar tres pasos”. Esas vivencias, asegura, son las que le “ayudaron a entender la vida”.
Evaluación y continuidad de la gestión:
Al analizar la administración actual del Arq. Guillermo Levratto (Frente Amplio), Lafluf comienza con un sincero reconocimiento de la realidad financiera que heredó. “Guillermo tiene por delante una acción que fue totalmente diferente a la que yo asumí”, señaló. “Asume con las deudas bancarias y financieras totalmente canceladas y pagas, con plata en caja, además de contar con proyectos ya marcha y recursos listos para ser ejecutados en obras como el Camino del Paso de la Cruz o el Parque Lineal”, agregó.
Su recomendación se centra en los temas gruesos e ineludibles que el nuevo Intendente debe enfrentar, más allá del color político: el empleo y la continuidad en la política de vivienda. “Hay que seguir armando una cartera de tierras urgentemente”, afirmó. Asimismo, destaca la necesidad de mantener y fortalecer la descentralización a nivel rural y la cercanía con la gente, transformando los centros comunales en verdaderos polos de barrio.
Respecto a la crítica sobre un supuesto “déficit social” dejado por su administración, Lafluf es categórico. “Déficit social no puede haber quedado”, insistió, invitando a leer las 352 páginas de su libro que detallan 15 años de “trabajo solidario, humano, de servicio”.
En cuanto a un tema de Estado Departamental, un desafío de largo aliento que exija la unidad de todas las fuerzas políticas para asegurar la continuidad, Lafluf identifica la necesidad de completar y seguir agregando valor a todo lo realizado en Ambiente y el desarrollo logístico y de servicio del Paso de Frontera. En su visión, esto incluye lograr un área de control integrado en serio, clave para seguir haciendo crecer la economía de Río Negro.
El presente político del Dr. Omar Lafluf, a sus 71 años, lo encuentra en un rol menos visible pero igualmente activo: “sigo trabajando intentando ayudar en algunas cosas que me interesan”. Recientemente, los 14 intendentes blancos le propusieron presidir la Comisión de Descentralización del Partido Nacional. Se trata de un cargo honorario que le permitirá seguir de cerca temas como el gasto público social, sin interferir con el gobierno departamental, sino simplemente buscando “aportar un granito de arena” para el impulso portuario, productivo y económico del departamento y del país.
El equilibrio entre la persona, la política y el poder:
La trayectoria del Dr. Omar Lafluf, ofrece una perspectiva valiosa sobre el servicio público. El análisis de su gestión y su libro resalta una tensión constante y necesaria: el equilibrio entre la persona, la política y el poder.
El ejercicio del poder, como él mismo lo señala al hablar de la «soledad del poder», exige una inmensa carga emocional. Es en esa dimensión humana donde el Intendente, independientemente de su partido, debe conciliar la vocación de servicio personal con la limitación de los recursos y la ingratitud de la vida política.
Lafluf, enfatizó que la clave para la continuidad y el progreso del departamento reside en la capacidad de la clase política para colaborar más allá de la bandera. Su llamado a «tender la mano para hacer» es un recordatorio de que la responsabilidad es sistémica: “el éxito de una administración no se define por el color político, sino por la efectividad al abordar los grandes temas de Estado, como la vivienda, el empleo y el ambiente, exigiendo que la sensibilidad y la voluntad de trabajo se mantengan a pesar de los errores”.
Lafluf considera que su relato subraya que la verdadera métrica del liderazgo no es el aplauso, sino la tranquilidad de conciencia de haber dado todo. La política, en esta visión, es un canal para dejar huella en la vida de otros, un propósito que el cargo facilita, pero que es, fundamentalmente, una elección personal de compromiso y perseverancia.
















