Muchos negocios de comida cerraron sus puertas con la llegada del COVID-19 al país y más aún al ser anunciada la emergencia sanitaria. Unos cerraron parcialmente y otros en su totalidad. Hoy el panorama es diferente frente a la reapertura de estos comercios
El Rionegrense conversó con la Sra Blanca Ranieri fundadora del Restaurante La Juventud, quien ante la emergencia sanitaria de manera voluntaria decidió cerrar el acceso de clientes al local, sin embargo no dejó de trabajar ya que continuaron cumpliendo con los compromisos adquiridos de viandas.
Ranieri relató que cuando se comenzaron a registrar los casos de COVID-19 en el país y empezó a leer la lluvia de información, eso despertó en ella temor y la llevó a cerrar las puertas del negocio de manera voluntaria, para protegerse ella, a su familia y a su personal. “Me dio mucho miedo toda la situación”, expresó. Inmediatamente llamó a su contador para que la asesorara sobre los pasos a seguir y poder cerrar. Se reunió con su personal, quien voluntariamente se organizó para ver quiénes serían enviados al seguro de desempleo y quiénes quedarían trabajando. “Para mí fue muy gratificante ver tanta solidaridad entre mis trabajadores”
Si bien los comensales no tenían acceso al restaurante, las operaciones no estaban del todo paralizadas, ya que se tenía un grupo de trabajadores de M´Bopicuá que no dejaron de trabajar y el comedor era quien les proveía viandas diariamente para el almuerzo, por lo que se decidió no dejar sin sustento a los obreros y se cumplió con las viandas comprometidas previamente.
Hace varias semanas que La Juventud reabrió sus puertas y aunque su propietaria no está presente, sigue dando las directrices para el funcionamiento del mismo. Las medidas dictadas por el Ministerio de Salud Pública y el Sistema Nacional de Emergencias son las que se cumplen diariamente, y se han ajustado otras de manera voluntaria por el equipo de se encuentra trabajando en el comedor.
Las personas que llegan al comercio deben cumplir un protocolo de higiene, limpiar sus calzados en una alfombra ubicada en la entrada, también deben limpiar sus manos con alcohol en gel y es muy importante poseer su respectiva tapa bocas, el cual se retirará evidentemente al momento de comer.
También se está cumpliendo con la distancia social, por lo que se realizó una redistribución de las mesas para los comensales. Asimismo se retiraron los manteles, siendo sustituidos por individuales y en relación a los vasos que permanecían en las mesas fueron retirados, siendo colocados sólo cuando los clientes piden bebidas, evitando la sobre manipulación de los mismos.
“Los baños siempre se han mantenido en muy buen estado de higiene”, expresó, sin embargo desde que se reabrieron las puertas del negocio, “los controles de cuidado son mayores”. Sobre las ventas expresó que si bien han bajado, la entrada de dinero ha permitido continuar con el funcionamiento del negocio, y espera que cada día la situación vaya mejorando. Por su parte, Eduardo Casale empresario que dirige La Tomasa, establecimiento ubicado en el balneario Las Cañas que se ha caracterizado por ofrecer una propuesta atractiva y cambiante a su clientela, también conversó con El Rionegrense. Su situación fue muy diferente, ya que cerraron totalmente sus puertas desde el 13 de marzo y hoy volverán a reabrir al público.
Durante varios días La Tomasa se preparó para la nueva normalidad que están enfrentando todos los comercios de comida frente a la pandemia de COVID-19.
Las instalaciones han sido adecuadas para recibir nuevamente a los clientes. Todas las medidas que ha anunciado el Ministerio de Salud Pública en conjunto con el SINAE son cumplidas en su totalidad. Para esta reapertura se han ubicado mesas para que un total aproximado de 20 personas pueda disfrutar cumpliendo con el distanciamiento social.
Al momento del ingreso, los clientes deben limpiarse los calzados y colocarse alcohol en gel en las manos, usando el correspondiente tapaboca para así cumplir con el protocolo de prevención e higiene.
Por otro lado, el local también implementará medidas propias como la sustitución de lo manteles por individuales y desinfectantes en spray para re acondicionar las mesas e instalaciones, al ser desocupada una mesa y la misma pueda ser ocupada nuevamente. Los horarios de atención al público seguirán siendo los mismos.
El restaurante no cuenta con servicio de delivery por su ubicación geográfica, sin embargo los interesados pueden llamar, solicitar el plato de su preferencia y retíralo. Igualmente se contará con servicio de reserva, lo cual permitirá un mejor manejo de público en general.
Al momento de concurrir a la Tomasa y realizar todo el protocolo de higiene para su ingreso, se les enviará a los comensales a través de whatsapp el menú con las sugerencias del día.
Sobre la situación del personal se dijo a El Rionegrense que fueron enviados de manera parcial al seguro de desempleo por 90 días con la finalidad de poder observar cómo se va desenvolviendo esta situación que tiene al mundo entero en incertidumbre.
Casale destacó que La Tomasa forma parte de un grupo de restaurantes internacionales, donde se realizan encuestas para conocer las expectativas y opiniones del público consumidor. Lo cual sirve como guía sobre sí concurrir o no a estos espacios. Si bien es cierto que la realidad de Uruguay no es la misma que en Norteamérica, y/o Europa, a través de este grupo se puede tener una idea sobre el potencial de consumo de los comensales, estas opiniones fueron tomadas en cuenta entre otros aspectos para concretar la decisión de abrir las puertas al público.