Por Javier De León
El recuerdo de lo escrito durante el Mundial, hoy con la perspectiva del tiempo, ayer en plena ebullición del Mundial
26 DE JUNIO DE 2010- OCTAVOS DE FINAL: URUGUAY 2- COREA 1
¡Supieron Cumplir!
Estamos entre los mejores ocho del mundo! Entonces se agitan las banderas, me imagino a la gente saltando allá lejos, los niños cantan, y uno piensa en su hijo, que hace cuatro años poco le importaba el futbol, empezó a darle importancia con el anterior Mundial, y hoy disfruta de tres victorias seguidas de la celeste. Historia repetida seguramente con otros hijos y otros padres, alimento de la pasión que nunca se acaba, porque a no dudarlo, se precisan de estos éxitos para que siga prendido el amor por la camiseta en las generaciones que vienen. Allá los jugadores en la cancha, mientras escribo estas primeras líneas, se arriman hasta la parte baja de la tribuna y se confunden en un abrazo imaginario con este puñado de uruguayos que siguen de aventura por Sudáfrica. Lloran los coreanos de decepción, lloran los uruguayos de emoción, llora el cielo quién sabe por qué, en una tarde plomiza con lluvia intensa durante todo el segundo tiempo.
! Estamos entre los ocho mejores del mundo!- Era el partido bisagra para convertir esta actuación en Excelente. Porque haber pasado la primera fase con dos victorias y un empate, en primer lugar del grupo, fue muy importante, pero sentíamos que faltaba algo para redondear un trabajo de cuatro años de este cuerpo técnico y de la mayoría de estos jugadores.
Y se dio. Todo comenzó con un golazo de Suárez, tras una formidable jugada de Forlán, que convirtió un balón intrascendente sobre un lateral, en un pase magnífico para el goleador del Ajax. Fue a los ocho, dos minutos después que el palo derecho de Muslera se asociara con el golero para superar el récord de imbatibilidad de Mazurkiewicz en los Mundiales. Un tiro libre del 10 coreano dio de lleno y se fue afuera.
Uruguay tuvo el partido controlado todo el primer tiempo. Bien plantado, con defensa firme y dos leones como Egidio y el Ruso Pérez, los coreanos no pudieron superar la barrera celeste. Es más, se pudo haber aumentado el score, porque a los 41, un remate de Maxi Pereira pego en una mano coreana. Penal que el juez no sancionó.
El segundo tiempo cambio. Salió Godín, entró Victorino en la zaga y los asiáticos resultaron imbancables para Uruguay en los primeros 20. Con cuatro hombres en punta, su movilidad penetro varias veces la zaga oriental. Para no confundir los Park y los Lee, anotamos números. El 7, el del Manchester, el 17, el 20 y el 10, armaron un cuarteto complicado. Esos minutos fueron los peores del partido para el equipo de Tabárez. Un suplicio para quienes observábamos desde la tribuna en Port Elizabeth. El 10 de ellos se comió varios goles, pero alguna iba a caer. Y cayó. Un centro largo, un rechazo a medias, Lugano que no llega, Muslera tampoco, y se terminó la imbatibilidad de los celestes en la Copa del Mundo.
Con el partido empatado, Tabárez dio ingreso a Lodeiro. Buen cambio, que aportó positivamente. El pibe, que se equivocó en el debut y se fue expulsado, aprendió la lección y con su juego creció Uruguay. Cambio otra vez el partido y mejoró sustancialmente la celeste. Supo sobreponerse a la adversidad, al gol recibido, y tuvo clase para volver a volcar el partido para su lado.
Entonces la frutilla del postre. Esa jugada individual de Suarez por izquierda, y mientras llovia y llovia, la pelota se arqueo para besar el palo y colarse entre las redes. Gritalo bien fuerte, Luisito, que el goleador esta imbancable. Faltaban ocho para el final y nada cambiaría. Todavía cantan y gritan los uruguayos en el Estadio. Seguirán cantando muchas horas los uruguayos en el paisito. ¡ Estamos entre los ocho mejores del Mundo!
Lo que viene es yapa. Ojo, yapa no significa que nos demos por derrotados de antemano, porque no hay techo y se puede seguir creciendo. Por recordar palabras de Obdulio, “cumplidos sólo si somos campeones”, pero también, con el correr de los años, si no somos campeones no será hoguera (Véase algunos días atrás, el articulo “El justo equilibrio de los uruguayos”)
Y acaso recordamos palabras del 50, porque uno que no lo vivió pero si se lo contaron innumerables veces, sigue convencido que hay que apelar al pasado como trampolín para el futuro, pero no como mochila pesada como tantas veces ocurrió. Nos pellizcamos y es realidad. El Índico con su majestuosidad hace una reverencia al futbol celeste. Llegamos al Soccer City y el viernes intentaremos clasificar otra vez para una semifinal de un Campeonato del undo.
Todo es posible con esta selección, con estos técnicos, con estos muchachos.